Domingo, 17 de octubre de 2021

Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. No puede el árbol bueno dar un fruto malo, ni el árbol malo dar un fruto bueno; porque de la abundancia del corazón habla la boca. ¿Qué sale del corazón del hombre? Todo aquello que su boca habrá de confesar, como la fe, las creencias, su comprensión del mundo, su teología, etc. ¿Puede un creyente en Cristo, en tanto oveja redimida, dar el fruto malo de la confesión de un falso evangelio?

Si la oveja redimida se concibe como un árbol bueno, de acuerdo a lo dicho por Jesucristo en los evangelios, si el buen pastor dio su vida por sus ovejas, si a los cabritos Jesús los apartará hacia la condenación eterna, ¿podrá un árbol malo dar un fruto bueno? ¿No se escandalizará el falso creyente al contemplar los textos de la Escritura que señalan a Dios como soberano absoluto en materia de redención y condenación? ¿Podrá acaso el creyente verdadero, en tanto árbol bueno, confesar lo que no posee su corazón? En ninguna manera, antes, lo que su corazón posee como tesoro eso dará a conocer. 

¡Oh, que el árbol malo pudiera confesar con alegría que Dios amó a Jacob pero odió a Esaú, sin que mediara en ellos obra buena o mala, aún antes de ser concebidos! ¿Podrá el árbol malo decirle a los que visitan su iglesia que sus alabanzas de nada sirven, que sus ofrendas son una abominación al Señor, a menos que tengan el conocimiento del siervo justo? ¿Les dirá que ellos no pueden ir a Cristo si el Padre no los envía? ¿Que no todo el que le dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos? ¿Les subrayará que Jesucristo en la noche previa a su expiación dijo que no rogaba por el mundo? 

No, en ninguna manera el árbol malo hablará con el fruto bueno de la sana doctrina. La razón radica en que no cree lo que la Biblia dice, se ofusca por el hecho de que Dios no dejó alternativa al ser humano para decidir libremente sobre su destino final. ¿Acaso contemplará con agrado el hecho de que si su nombre no estuvo escrito en el libro de la vida, desde la fundación del mundo, no será salvado? ¿Recibirá con gozo en su corazón la noticia de que el amor y el odio de Dios se fundamentan en su propia decisión de acuerdo a sus planes eternos? 

Si la gente lee con atención las Escrituras podría darse cuenta de lo que ellas dicen. Recordemos que Jesucristo señaló que era importante escudriñarlas por dos razones: 1) ellas dan testimonio de él; 2) en ellas parece que está la vida eterna. Al testificar de Jesucristo, las Escrituras exponen su persona y su obra. En cuanto a lo primero, Jesucristo es Dios hecho hombre, el Cordero preparado desde antes de la fundación del mundo para ser manifestado en el tiempo apostólico. Cumplió toda la ley y por su sacrificio en favor exclusivamente de su pueblo llegó a ser la justicia de Dios. Su resurrección fue el triunfo definitivo para todo su pueblo. En cuanto a lo segundo, la obra de Jesucristo lo vincula con la redención de cada una de sus ovejas. Vino a morir por todos los pecados de su pueblo, pero su trabajo no cubrió los pecados del mundo por el cual no rogó al Padre. Su obra expiatoria no se extendió a aquellos cuyos nombres no fueron escritos en el libro de la vida desde la fundación del mundo. 

Podemos seguir ampliando lo relacionado con la obra de Cristo: Jesús murió como el sustituido de cierto grupo de la humanidad (sus ovejas), hizo una salvación segura en virtud de su sacrificio, en su cuerpo sufrió el castigo de todos los pecados de su pueblo, reconcilió a sus amigos con Dios, su trabajo expiatorio tuvo y sigue teniendo absoluta eficacia. De esta forma, se añade por fuerza que la muerte de Jesucristo asegura la salvación de todos sus amigos (su pueblo), los escogidos por el Padre desde antes de la fundación del mundo, sin miramiento a sus obras buenas o malas. 

El evangelio incluye varias doctrinas, como por ejemplo: 1) Cristo murió como sustituto por ciertas personas, para asumir su castigo por el pecado; 2) la salvación se hizo cierta por su sacrificio; 3) el Señor consiguió la reconciliación de todos aquellos que representó en la cruz, a los cuales vino a salvar; 4) la salvación eterna de todos aquellos que él representó en la cruz constituye un hecho legitimado por la voluntad del Padre Celestial. 

Surge ahora la pregunta de si creer el evangelio es solamente saber que Jesucristo murió en una cruz, que resucitó al tercer día y que está ahora a la diestra del Padre. O que tal vez creer el evangelio presupone conocer la doctrina del siervo justo para que seamos justificados por gracia, por medio de la fe. ¿Cómo se invocará a aquel a quien no se conoce? ¿Cómo se conocerá sin haber quien predique el evangelio? Los demonios creen y tiemblan, porque si bien creen todo lo que acá se dice tiemblan al saber que para ellos no hay esperanza. 

Las personas, o las enseñanzas, que se apartan de la doctrina bíblica desvirtúan la gloria de Dios. De igual manera, hacen tropezar la práctica cristiana. Juan lo dijo: el que no habita en la doctrina de Cristo no tiene ni al Padre ni al Hijo. Agregó que cualquiera que le dice bienvenido al que no trae tal doctrina participa de sus plagas. El falso maestro niega la Escritura como única prueba de la verdad teológica, exponiendo argumentos no bíblicos como opiniones personales acerca de la soberanía de Dios. A los maestros de mentiras les parece injusta la predestinación hecha desde la eternidad por el Señor, sin importar la obra buena o mala de los seres humanos. 

Los lobos rapaces que se introducen encubiertamente en la congregación niegan la fe como se define en la Escritura, un regalo de Dios como medio de sustento de la gracia y la salvación (Efesios 2:8). En cambio, proponen y asumen la fe como un trabajo que coopera con la gracia para la salvación. Ellos niegan la gracia sola al dejar en nosotros la decisión de la redención, por medio del supuesto libre albedrío. Como resultado, también niegan la sola gloria a Dios, ya que consideran que se es salvado porque uno ha hecho algo que lo amerita. Dicen que la salvación es una dádiva divina a toda persona del planeta, pero que hay que aceptarla para que sea eficaz.  

De manera que al negar la doctrina de la Escritura como única fuente de revelación divina, al colocar la fe como un trabajo humano para la redención, al negar por igual la gracia sola como regalo divino, sin miramiento en nuestra voluntad o norma moral (obra buena o mala), el extraño mensajero del abismo intenta arrebatar la gloria a Dios y compartir con el hombre semejante presea. En su desvariar, asegura con vehemencia que el ser humano debe cooperar con el Espíritu Santo para dejarlo entrar en nosotros y así cumplir con el plan de Dios. 

Su método preferido consiste en sacar de contexto los textos de la Escritura. Cuando ella dice que hay gente que resiste al Espíritu Santo, suponen que el ser humano puede oponerse al llamamiento eficaz de Dios. Por su falta de contexto, no entienden la diferencia entre el llamado general de la ley divina (arrepentirse y creer en el evangelio) y el arrepentimiento que da Dios para perdón de pecados, el nuevo nacimiento como operación exclusiva del Espíritu Santo. 

Sabemos que una verdadera oveja que sigue al pastor que dio su vida por ella jamás se irá tras el extraño. Esa oveja, o árbol bueno, jamás hablará con su boca lo que no tiene en su corazón. Jamás negará Solo Cristo, Sola Escritura, Sola Fe, Sola Gracia, Sola Gloria a Dios. Las cinco solas teológicas que se desprenden de la revelación divina. Por consiguiente, al comprender las Escrituras, y en razón de que el Espíritu Santo lo guía a toda verdad, el creyente redimido no entrará en contubernio con los enemigos de la fe, no le dirá bienvenido a quien no traiga y habite la doctrina de Cristo. 

César Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

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