Voy a traer un ejemplo de la disciplina lingüística. En el área de Fonética y Fonología se dice que no hay casilla vacía, es decir, cada fonema junto a su fono (sonido) tiene una función que realizar. No todas las lenguas del planeta tienen los mismos sonidos en forma exacta, algunas tienen unos fonemas y fonos que otras no poseen. Se ha elaborado una casilla para los sonidos de cada lengua, pero cuando uno compara una con la otra descubre diferencias. Por ejemplo, hay lenguas donde un determinado sonido no existe, donde la gente que la habla no puede pronunciarlo. De esta manera, cuando intenta pronunciar un vocablo extranjero, cuyo sonido exige un tipo de pronunciación, el hablante de la otra lengua, al carecer de uno de esos sonidos, intentará reemplazarlo.
A esto se llama la tesis de la casilla vacía, diciéndose que lo que está vacío se rellena con un sonido parecido o semejante. Hay sonidos denominados anteriores y posteriores, bemol y sostenido, sonoro y sordo, etc. Si del Latín viene el vocablo Farina, ciertas culturas lingüisticas no podían pronunciar la f a inicio de palabra, por lo que buscaron uno equivalente: el sonido áspero de la h (no muda). Así, empezaron a decir Harina. Luego se añaden reglas nuevas y los vocablos se van transformando, con sus leyes lingüísticas y de acuerdo a la influencia de su uso.
Dejando lo lingüístico a un lado, en cuestiones de fe y religión también existen casillas vacías. La gente que no comprende la justicia de Jesucristo, porque no la posee, intenta colocar su propia justicia. Ese es un ejemplo tomado de Romanos 10:1-4. Pablo menciona a un grupo de personas que por no tener la justicia de Cristo anteponen su propia justicia. Otros ejemplos aparecen en los distintos libros de la Escritura, si alguien tiene un concepto de justicia contrario al concepto divino, se dirá que tiene una casilla vacía en cuanto a aquel concepto de la Escritura. Por lo tanto, intentará colocar su propio criterio para sustituir el criterio bíblico.
El objetor levantado en el capítulo 9 de la Carta a los Romanos ignora la justicia de Dios, le molesta en grado sumo lo que hizo con Esaú. De esa manera juzga a Dios de injusto y sustituye la justicia divina por su propio criterio de lo que le parece justo. Para él, Dios habría sido justo si se hubieran dado al menos dos condiciones: 1) Que Esaú tuviese libre albedrío; 2) Que Dios, respetando ese libre albedrío, hubiese juzgado a Esaú en base a sus obras.Ya sabemos la respuesta del Espíritu y conocemos el argumento de Pablo. Se sacude la posición del objetor y se le dice que él no es nadie para altercar con su Creador. Se habla del derecho del alfarero sobre el barro para hacer un vaso para honra y otro para deshonra, uno para amor y otro para la justa ira de Dios por el pecado.
Todos los seres humanos venimos a este mundo carentes de la justicia exigida por Dios. Se nos ha declarado muertos en delitos y pecados, se nos ha dicho que no somos justos, que no queremos buscar al verdadero Dios. Jesucristo fue hecho pecado por causa de su pueblo (Mateo 1:21) y propició en favor de nuestros pecados. Hizo el armisticio de paz entre Dios y los hombres (elegidos), llegó a ser considerado por el Padre como la justicia que satisface. De allí que se nos traspasa a nosotros esa justicia de Cristo, habiendo él tomado a cambio nuestros pecados para expiarlos en la cruz. Todos aquellos que Jesús representó en el madero somos declarados justos para con Dios.
Vemos que aquella casilla vacía fue reemplazada con la justicia de Dios, la cual es Cristo. Este es el centro del evangelio, la verdadera buena de salvación. Por medio de esa justicia tenemos acceso al Trono de la Gracia, al lugar Santísimo, a la presencia misma del Padre. De igual forma, el Espíritu enviado por Cristo mora en nosotros y nos anhela celosamente, conduciéndonos a toda verdad y recordándonos las palabras del Señor. Hemos sido justificados por un decreto judicial divino, no por méritos propios hallados en nosotros. La transformación que hemos tenido ha sido operada por Dios, quien nos ha dado un corazón de carne, un espíritu nuevo, habiendo sacado de nosotros el viejo corazón de piedra. Ese es el nacimiento de lo alto.
Las personas que no conocen al Dios de la Biblia, normalmente tienen otro dios /aunque lo llamen de otra manera. La casilla vacía respecto a la teología es reemplazada por otra teología. Incluso, los que han llegado a gustar de las glorias venideras, los que han llegado a ser partícipes del Espíritu (a través de la comunión con las iglesias de Dios), pero que no han sido llamados de las tinieblas a la luz, dicen que las palabras de Jesús les parecen duras de oír. Por esa razón las cambian, torciendo la Escritura para su propia perdición. No aceptan sus palabras que son duras, pero las reemplazan con aquellas que deberían ser pronunciadas por los labios del Dios que pretenden adorar. De esa manera hablan de una expiación universal general, que sustituya la expiación particular descrita en las Escrituras. Hablan de un Dios que no odia, sino que ama a todos por igual, porque no toleran que en la Biblia se lea que Dios odió a Esaú, antes de hacer bien o mal. Han llegado a decir que odiar es amar menos, en una muestra de disparate intelectual.
Parecieran vivir en el universo de Procusto, cortando los pies de las personas que excedían el límite de su lecho. Estamos en las iglesias modernas en presencia de un Dios mutilado, al que le han cortado por todas partes para que se ajuste al tamaño de alguna casilla vacía. La Omnisciencia de Dios la han limitado al conocimiento que averigua en los corazones humanos; la predestinación divina, se originaría, según ellos, en lo que Dios averigua de cada persona. A los muertos en delitos y pecados se les ha otorgado vida artificial para que decidan por su propia libertad. Pero nosotros exponemos la verdad, aunque sea dura de oír; el que oye sabrá de sus delicias, al que le molesta y la rechaza le es presentada la mentira, a través de un espíritu de estupor enviado por Dios, de tal forma que la crean y terminen de perderse.
Hay un mensaje de Jesucristo para su pueblo que se encuentra atrapado en la Babilonia espiritual: Salid de ella, pueblo mío. Hay esperanza para las ovejas de Cristo, muchas no están todavía en el redil, pero cuando oigan la voz del buen pastor lo seguirán y huirán de los extraños porque desconocen su voz. Somos llamados a orar en todo tiempo, con toda deprecación y súplica, para no caer en tentación. Caigamos de rodillas ante la presencia del Señor, para no sufrir su ira, para obtener la paz que sobrepasa todo entendimiento. O tenemos al Dios de la Biblia, con toda su doctrina enseñada, porque si no lo hacemos correremos el riesgo de sustituirlo por un dios hecho a la medida de cada alma, o tenemos al dios recortado de acuerdo a los intereses de la casilla vacía. Recordemos que no habrá una casilla que no esté llena, veamos, pues, que nos adaptemos a Él y no comencemos a recortarlo, cual hoja de papel, construyendo un ídolo a nuestra imagen y semejanza.
César Paredes
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