S?bado, 06 de abril de 2019

En nuestros análisis bíblicos nosotros partimos del acto de la creación, ya que la Escritura nos da cuenta de ese evento. La obra de la creación aparece con la previsión para que se sustente. Cada criatura posee los mecanismos de acción de acuerdo a una genética implantada, pero también tiene sus días limitados. Así lo asegura Job, el libro más antiguo de toda la Escritura. Los seis días de la creación fueron suficientes para mostrarnos su orden, su sintaxis en todo cuanto hizo el Creador. Dios no hizo al hombre respirar hasta que no creó el oxígeno, tal es su providencia para todas las cosas. El sentido común declara que el mundo no pudo hacerse solo, o que se formó por el azar de los átomos en movimiento. La Biblia nos dice que los ángeles en el cielo y los hombres en la tierra fueron las primeras criaturas formadas -además de los animales creados en el globo terráqueo (Job 38:6-7; Salmo 103:19-21; 104:4; Génesis 1:26-27; 2:7,22; 5:1).

Científicos han encontrado restos de dinosaurios junto a fósiles marinos, cosa que los evolucionistas negaban de principio. Estos últimos han asegurado que eso sería imposible, ya que en el tramo evolutivo los dinosaurios existieron mucho antes de lo que los creyentes conciben fue el diluvio universal, por lo tanto no podrían presentarse determinados fósiles animales junto a los esqueletos de aquellos gigantescos animales. Recientemente una nueva especie de tiburón ha sido encontrada donde el Tiranosaurio rex SUE fue extraído. Este hallazgo no sorprende a los geólogos diluvianos (que aceptan el diluvio universal) pero sí que requiere una inclinación especial de parte de los científicos evolucionistas para explicar la aparición de un animal marino en un lugar equivocado. La Biblia insiste, el hombre no se hizo a sí mismo (como tampoco ningún animal) sino que es una criatura del Todopoderoso. Por supuesto, hoy día frente al avasallante atropello de la hipótesis evolucionista en los pensa de estudios de universidades, escuelas y educación media, la humanidad da por hecho esa fábula artificiosa y niega la proposición de la Escritura. Pero aún esta situación debe ayudar a pensar a un creyente, ya que en el libro inspirado se da cuenta de cómo la humanidad en los últimos días apostataría de la fe.

El acto de la creación fue producto de una decisión sabia, con un propósito eterno. A eso llama la teología decreto inmutable, y como todo lo que pasa por la mente del Todopoderoso es un Sí y un Amén, quiso Dios que el pecado conllevara en sí mismo como paga la muerte. Ante la caída del hombre en el Edén el Señor sacrificó los primeros animales para cubrirlo con pieles. Es el prototipo del evangelio, el que más tarde también sería anunciado con la promesa del Génesis 3:15, pero mientras llega nuestra redención final luchamos en la búsqueda de la perfección moral (Efesios 4:24; Colosenses 3:10; 2 Corintios 3:18).

Es innegable que Dios a través de su providencia gobierna todas las cosas que ha creado. Él es su autor y tiene el derecho de hacer con ellas lo que desea; tiene infinita sabiduría e ilimitado conocimiento como para hacer que todo el funcionamiento de lo creado confluya según su propósito eterno. De igual forma ha soportado con suprema paciencia a todos los vasos de ira preparados para destrucción perpetua. Él soporta las ofensas pero lo hace en función de su propia gloria (Romanos 9). Por razón de su soberanía absoluta sostenemos que no existe ni una sola criatura que sea independiente de su Creador. Al contrario, la independencia de Dios lo hace controlar hasta lo más mínimo todas las cosas que ha creado. Poco importa que lo haga en virtud de la genética de los seres vivos, o del genoma espiritual (si lo hubiere). El hombre es responsable de sus actos porque no es un ser libre, de acuerdo a un principio general que se desarrolla en la Escritura.

El cuento del libre albedrío es una ilusión de libertad que el hombre ha comprado de los mitos religiosos. Ni siquiera Satanás es un ser libre para el mal, ya que todo cuanto hace está limitado a lo que Dios se ha propuesto. Judas no pudo asesinar a Jesús sino entregarlo como estaba escrito, pues el Hijo de Dios debía morir en un madero para ser maldición por el pecado de su pueblo. El Faraón no pudo dejar salir al pueblo de Israel hasta que el Señor cumpliera todas sus plagas, ya que así lo había dicho a Moisés. El diablo tuvo que pedir permiso para tentar a Job y le fue dicho que debía hacerlo hasta cierto límite, sin tocar su vida. Por esa razón y por otras ha sido dicho en la Biblia que Dios hizo al malo para el día malo (Proverbios 16:4). Muchos de los teólogos del otro evangelio son pregoneros del libre albedrío, con lo cual animan a las masas a entronarse en su yo y a ver a Dios como un ser que ruega para que el impío acepte el sacrificio de su Hijo. Ese libre albedrío supone una dualidad teológica, supone que el hombre es responsable en la medida en que es libre. Pero lo contrario es lo real, el hombre es esclavo porque no tiene libertad, el hombre debe rendir cuentas al Creador porque no puede ser independiente de lo que Dios ha dictado.

Dios suple a cada una de sus criaturas de acuerdo al propósito para el cual fueron destinadas. Judas Iscariote vivió lo necesario para traicionar al Señor, no se murió cuando era un niño, no vivió en un territorio alejado de Jesús. Fue elegido como uno de los doce a sabiendas de que era diablo. De él fue dicho por el mismo Jesús que tenía que cumplir lo que estaba escrito de él, pero se dijo un ay por su destino. Al mirar la historia personal del Faraón de Egipto notamos que fue dotado de riqueza, sabiduría y poder para dirigir aquella nación o reino. De igual forma su corazón fue endurecido para mostrar en él la gloria eterna en medio de los poderes de la tierra. ¿Qué podemos decir del rey Acab o de las naciones enemigas de Israel? El escritor bíblico da cuenta de los momentos en que Dios endurecía los corazones de aquellos que pensaba destruir. ¿Qué diremos de la exposición hecha por Pablo respecto a Esaú? En Romanos 9 el apóstol describe el propósito eterno e inmutable del Creador de hacer dos tipos de personas. Unos son llamados vasos de ira mientras otros son llamados vasos de misericordia. De acuerdo a lo dicho Esaú venía condenado desde antes de ser formado, porque el Dios que tuvo un propósito eterno no cambia jamás. La pregunta del objetor no se hace esperar, ya que sale a la defensa de Esaú. En un plano discursivo sabemos que tal cuestionamiento no se hubiera presentado si en el texto se hubiese dicho que Esaú fue odiado por sus malas obras, después de que hubo vivido. Pero como se afirma que Dios lo odió antes de ser concebido, sin miramiento en sus obras, la alharaca del objetor se escucha en el acto acusatorio contra el Todopoderoso. Dios es injusto, dice, ya que Esaú no tuvo jamás ni una sola oportunidad de hacer lo contrario. Y con su lógica bien establecida concluye diciéndonos que nadie puede resistirse a la voluntad de Dios.

La lengua griega es muy particular y primaria, por lo que algunos de sus términos nos llaman la atención sobre su significado. La palabra ATHEOS quiere decir sin Dios, que niega a los dioses. Representa igualmente a los que han sido abandonados por la divinidad y a veces implica estar bajo la ira del cielo (Diccionario philolog.us). En ese sentido cuando alguien se proclama como ateo no está diciendo solamente que niega a Dios, que no cree en Dios, está trayendo el sentido completo del término expresado y en alguna medida debería admitir que no ha sido amado por Dios, puesto que está abandonado por Él.  Claro está, en esta vida nadie puede darse por perdido en forma total, ya que hasta que la muerte llegue hay la oportunidad para ser llevado por Dios hacia Cristo, como le aconteció al ladrón en la cruz. Pero antes que mostrar orgullo cuando dice que es ateo la persona que así se considera debería entender que en la lengua griega (en forma muy primaria) está admitiendo que ha sido abandonado u olvidado por Dios. Eso es terrible, porque si Él no tiene misericordia nadie podrá obtener el perdón eterno.

Dios ejecuta sus decretos de muchas maneras, en una ocasión hizo que su Arca de la Alianza que había sido secuestrada por un pueblo abominable fuese devuelta a su origen. La imagen del dios Dagón quedaba postrada ante el Arca de los israelitas aún dentro del templo de los filisteos. También Jehová los hirió con hemorroides destruyendo a aquella gente, desde el chicho hasta el grande (1 Samuel 5:1-10). El profeta Elías estuvo refugiado en una cueva cierto tiempo y Jehová le enviaba unos cuervos (considerados animales inmundos) para que le llevaran carne y pan al profeta. Y los cuervos traían pan y carne por la mañana, y pan y carne a la tarde; y bebía del arroyo (1 Reyes 17:6). De sus ángeles se ha dicho en la Biblia que ellos son los que ejecutan su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto por cuanto son sus ministros que hacen su voluntad (Salmo 103:20-21).

Aún Satanás si desea sacudir a algún creyente debe solicitarlo ante el Señor (Lucas 22:31-32; Job 1:12; 2:6 -He aquí Job está en tu mano, mas guarda su vida...Esas fueron las palabras dichas por Jehová a Satán). Su mismo pueblo intentaba poner límite al Santo de Israel y no se acordó de sus hazañas en Egipto donde Jehová había enviado su furor con su saña, ira, enojo y angustia, con misión de malos ángeles (Salmo 78:49). El rey Acab debía morir por su impiedad idolátrica al proteger a los profetas de los baales, de manera que Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera y otro decía de otra. Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: ¿De qué manera? Él dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aún lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así. Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boda de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti (1 Reyes 22:20-23).

Los malos espíritus estiman trabajar para hacer daño a los seres humanos, aman el ejercer la mentira y usan el engaño como sus métodos de acción. Dios le garantizó a ese espíritu inmundo (Satanás) el éxito en su fechoría, con la celada ante el rey Acab, para que éste fuese a la batalla pensando que iría a tener éxito. Tal era la disposición del Señor de entregar a este rey al castigo previsto que dio su visto bueno al plan maléfico del engaño. Los profetas, en consecuencia, contribuyeron de buen ánimo a decirle al rey que vencería en la batalla. Este texto también nos advierte respecto a que Dios envía el espíritu de estupor a los que aman la mentira y no soportan la verdad, como así lo ha prometido en el Nuevo Testamento de acuerdo a lo escrito por Pablo (2 Tesalonicenses 2:11-12). Hay quienes oyen la verdad una y otra vez, pero en su corazón se deleitan en la mentira. Hay quienes piensan que la verdad debería ser adaptada a lo que su necio corazón concibe como verdadero, pero a éstos les es enviado en consecuencia un engaño, un espíritu de estupor para que crean la mentira y se pierdan.

Por causa de la perfección de la naturaleza de Dios, se muestra que es un Ser que planifica y decreta. Si su conocimiento es infinito e inmutable, de seguro ha conocido desde la eternidad cada cosa en una forma perfecta. Si cada acción de cualquier criatura o cosa creada depende de su soberana voluntad, la única forma en que Él haya podido manejar cada cosa que hizo ha tenido que ser por medio de su propio propósito eterno. Solo la planificación de la inteligencia divina ha podido presentar un plan detallado para que exista harmonía en todo cuanto acontece. Nadie puede cambiar la voluntad de Dios (Job 23:13), y siendo Todopoderoso nadie puede tergiversar aunque sea un poco el designio de lo inevitable, el acontecer de lo que se ha propuesto. A esto se llama decreto eterno, de lo cual las múltiples profecías cumplidas testifican.

César Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

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