Poco importa que Saulo de Tarso haya estudiado a los pies de Gamaliel; allí aprendió la ley, la manera de escudriñar lingüística y tradicionalmente las enseñanzas de Moisés. Tal vez comprendió varias maneras piadosas de llevar la vida, en el intento de hacer buenas obras y de evitar las malas. Pero en cuanto Saulo fue transformado en Pablo tomó todo lo anterior por basura (por montaña de estiércol) incluyendo a Gamaliel. Apenas lo nombró como el emblema de haber sido su gran maestro, habiendo dicho que estudió a sus pies. Esa referencia podría compararse a un mancebo griego que hubiese dicho que se preparó a los pies de Aristóteles.
Uno pudo haber crecido en una sinagoga arminiana, a veces sin saber ellos mismos que eran seguidores de semejante hereje. Uno pudo haber memorizado cánticos de ánimo, versos de la Biblia, pudo haberse educado con destreza en el conocimiento de ciertas cosas de interés común respecto a las Escrituras. Incluso pudo haber hecho un curso de griego del Nuevo Testamento, o de la Septuaginta, pero una vez que fue llamado de las tinieblas a la luz tiene por basura todo lo anterior. Por supuesto, no se puede negar que el conocimiento general adquirido puede ser examinado para retener lo bueno, pero en materia de salvación el arminianismo estaba errado, está equivocado y conduce a perdición eterna.
¿Cómo puede Dios predestinar lo que pudo conocer que acontecería de acuerdo a la voluntad humana? Si Dios vio lo que habría de pasar (por cuanto lo averiguó en los corazones humanos), no tuvo necesidad alguna de predestinarlo. Si Dios condena a miles de millones de almas a la más intensa cárcel de dolor, no tuvo necesidad de amarlos jamás. No podemos decir que Dios amó de tal manera a Judas Iscariote que dio a Su Hijo para que lo traicionara y fuese llevado al madero. Si Jesucristo dijo de él que mejor le hubiera sido no haber nacido, ¿dónde estaba el amor de Dios para ese ser humano? ¿Cómo pudo un teólogo tan clarividente para algunas cosas ser tan tenebroso al indicar que cuando Jesús lavaba los pies de Judas (en el Aposento Alto) le estaba dando la oportunidad de arrepentimiento? Me refiero a Calvino. ¿Acaso Dios es bipolar, inestable, inconstante? ¿No son en Él todas las cosas un Sí y un Amén?
El arminiano no es mi hermano porque llama mentiroso a Jesús y yo no quiero recibir sus plagas al decirle bienvenido. El arminiano no habita en la doctrina del Señor sino que tuerce las Escrituras para su propia perdición. Cuando el Espíritu dice que Dios odió a Esaú antes de ser concebido, el arminiano predica que Dios lo amó menos que a Jacob; cuando el filólogo le explica que el verbo griego MISEO significa odiar, el arminiano insiste que significa amar menos. A diferencia de los discípulos disidentes de Jesús que se retiraron con la murmuración en sus labios por el disgusto de lo que acababan de escuchar, que nadie podía ir al Hijo si el Padre no lo llevaba, el arminiano murmura sin retirarse. Mientras la Escritura enfatiza que el hombre está muerto en delitos y pecados, los seguidores de Arminio aseguran que todavía tiene vida y que puede decidir por causa del libre albedrío. Cuando Dios compara la libertad humana a la misma libertad que pudiera tener un hacha en manos del que corta la madera, el arminiano es capaz de asegurar que el hacha mueve la mano del leñador.
Juan nos exhorta a guardarnos de los ídolos. El arminiano adora un ídolo, un dios que no puede salvar. ¿No decían los fariseos que ellos adoraban al Dios de Moisés, que ellos eran hijos de Abraham? ¿Qué se escribió de ellos en las Escrituras sino que eran hijos del diablo, enemigos de Dios, sepulcros blanqueados, generación de víboras? El dios de los arminianos no pudo salvar ni una sola alma, solamente hizo potencialmente salvable a todas las almas del planeta. Luego dejó en manos de gente muerta que odia a Dios, que no busca lo bueno, atascada de injusticia como un trapo de mujer menstruosa, la tarea imposible de recibir tal salvación. En realidad el dios de los arminianos tiene como monumento el infierno de fuego y como un emblema de su fracaso.
El que la gente se haya formado en sus mentes una imagen de un dios y lo llamen Jesús, el que se memoricen textos de la Biblia, el que le canten salmos a su nombre, el que vivan una vida piadosa y tortuosa, tratando de demostrar su santidad, los hace más fariseos que los viejos padres que tuvieron en la época del Jesús de la Biblia. Sabemos que el final de los que adoran ídolos es llegar a ser como ellos: Como ellos, son los que los hacen y todos los que en ellos confían (Salmo 115:8). ¿No es el dios de los arminianos un ser incapaz de voltear las almas hacia él mismo, las almas de los que pretende haber salvado? Se dice que ese dios es un Caballero que no obliga a nadie, sino que respeta la voluntad humana. ¿Será que respetó la voluntad de Lucifer y no lo hizo diablo? Porque la Escritura es muy clara cuando anuncia que Dios hizo al malo para el día malo (Proverbios 16:4); que solamente Él hace el bien y el mal: Yo soy quien forma la luz y crea las tinieblas, quien hace la paz y crea la adversidad. Yo, Jehová, soy quien hace todas estas cosas (Isaías 45:7). La palabra adversidad en la Septuaginta es κακα (κᾰκός, ή, όν) y su significado es muy amplio: lo horrible, la maldad, lo pernicioso, la mala suerte, la enfermedad, los reproches, las pestes, lo abusivo, las faltas, lo que no tiene valor.
El dios de los arminianos no es ni Dios justo ni Salvador, como declara Isaías 45:21 a Jehová nuestro Dios, en contraposición con el dios que no puede salvar (verso 20). Ese dios es una mentira, un engaño enviado por Dios mismo para los que no tienen amor por la verdad. Sepamos que así como Dios no deja a su pueblo en su pecado tampoco lo deja en la ignorancia respecto al Hijo. Cada oveja por la que el buen pastor puso su vida, una vez que ha sido enseñada por el Padre irá al Hijo, de manera que no permanecerá en la ignorancia de la verdad. En cambio, los que no aman la verdad son llevados al engaño por el mismo Dios que educa a sus ovejas para que vayan a Jesucristo. Dios es quien hace todo: 1) por un lado educa a sus elegidos por medio de la palabra predicada, por medio de la acción operativa del Espíritu Santo, para que vayan a Cristo. El Señor no los echa fuera, sino que los resucitará en el día postrero y nadie los podrá arrebatar de sus manos ni de las manos de su Padre; 2) por otra parte, Dios les envía un poder engañoso a los que no tuvieron amor por la verdad, para que se pierdan por siempre. Estos son los mismos réprobos en cuanto a fe, preparados para ira y destrucción.
Pero el arminiano se resiste a creer esa verdad declarada en la Biblia y desafía a Dios con el engaño que hace como falso maestro y falso pastor, en tanto enseña herejías inspiradas en el pozo del abismo siguiendo las enseñanzas del extraño. El arminiano sostiene que Dios ama a todo el mundo por igual porque de lo contrario sería un Dios injusto; que el diablo apareció por su propia voluntad (sin que sea Dios quien lo haya creado para el día malo); que el hombre tiene libre albedrío para recoger la medicina ofrecida por Jesucristo, muy a pesar de que se haya dicho que está ciego, que odia a Dios y que no hay quien haga lo bueno. Para los arminianos la voluntad del hombre supera la voluntad de Dios, ellos escogen su propio destino y confinan al Todopoderoso a deambular por el laberinto de la voluntad humana. De esta forma el Señor tiene que escoger entre muchos futuros y nada le es cierto, sus profecías son un azar si se cumplen, pura suerte divina por la gracia de la férrea voluntad humana en concluir lo que previamente imaginó. Dios ha pasado de ser Omnisciente a ser un Plagiario que se vale de las ideas de los hombres, averiguadas en el túnel del tiempo con el telescopio de las edades, entregadas a sus profetas como si fueran suyas, mientras que espera que lo alaben porque se le cumplen a la perfección. Ese dios arminiano no es el Dios de la Biblia, es un dios sacado del imaginario de Satanás que la humanidad pretende haber adquirido de gratis, aunque solamente paguen con su alma que se hunde en la arena movediza del Hades.
No, el arminiano no es mi hermano como no fue Jezabel hermana de Elías, ni el Faraón de Moisés, ni Judas Iscariote fue hermano de los demás apóstoles. Tampoco son mis hermanos aquellos cuyos nombres no fueron escritos en el libro de la Vida del Cordero inmolado desde la fundación del mundo, de acuerdo a Apocalipsis 13:8 y 17:8, los cuales adoran a la Bestia y se maravillan cuando dicen ¿quién como la Bestia? Ah, recuerdo que es el mismo Dios de la Biblia quien colocó en sus corazones tal admiración por esa Bestia que adorarán los moradores de la tierra.
Dentro del misterio de Dios y dentro de su ministerio, Él tiene algunos que viven en Babilonia. A ellos les dice que huyan de allí, que escapen de la condenación venidera. Pero a los que no tienen amor por la verdad les envía el espíritu de estupor, de manera que más vale examinarse a sí mismo para ver cuál es la doctrina que cada quien tiene, no vaya a ser que los que continúen leyendo la Escritura vean solamente parábolas que no comprendan. El arminiano odia la verdad porque ella le denuncia el ídolo en el cual ha creído, por esa misma razón odia a los creyentes que siguen al Buen Pastor. La alabanza debida a Dios ha sido cambiada por la alabanza a la libertad humana, por el orgullo de la razón humana sumada al orgullo de la libre voluntad del hombre. Pero esa libertad no es más que sierva, una esclava del pecado y una trabajadora al servicio del Omnipotente: a todo lo que Él quiere la inclina.
El Espíritu nos enseña acerca del pecado que hay en el mundo, la transgresión de no creer en Cristo. ¿Y por qué la humanidad caída no puede creer en Cristo? Porque está totalmente depravada, está muerta e inhabilitada; entonces surge la pregunta de siempre: ¿Por qué, pues, Dios inculpa? Pero cada persona que ha sido regenerada por el Espíritu ha sido enseñada por Dios Espíritu acerca de que es una persona vil, malvada, vacía de justicia. Esa enseñanza la ha capacitado para entender que si Dios no hubiese intervenido en su salvación estaría todavía perdida por la eternidad. De nuevo el impío arminiano se pregunta: ¿Por qué, pues, no regenera a todos por igual? Y ese es el otro talón de Aquiles de los arminianos, su universalidad humanista. Pero Dios no respeta la voluntad de las personas, Él es el Alfarero Soberano y hace como quiere. Si eso continúa molestándolo recuerde que eso también continúa molestando a Lucifer, a la Serpiente antigua, porque a él no le fue dado una oportunidad de redención. Él fue hecho para el día malo, como también fueron hechos muchos de la raza humana que lo acompañarán eternamente en el castigo preparado para el diablo y sus ángeles.
Pero a los redimidos no nos molesta en lo más mínimo que Dios haya hecho de la manera que haya querido, porque su amor ha sido manifestado en forma especial en nuestras vidas. Es por esa razón que no somos hermanos de los arminianos que resienten ser semejantes a Esaú y que se han pasado siglos de la historia teológica intentando cancelar el sentido de la Escritura sin tener éxito alguno. Su único triunfo (si es que eso puede llamarse triunfo) es acumular a su alrededor a un gran conglomerado de personas para consolarse cada domingo diciéndose que aman a Dios y que irán a morar eternamente con ese Jesús que les dio la oportunidad de la salvación que aprovecharon. Pero no olviden lo que también las Escrituras les dice: que en el día postrero el Señor les dirá: apartaos de mí, nunca os conocí.
César Paredes
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