Viernes, 24 de junio de 2016

La herejía aparece en el diccionario de griego bajo la entrada αἵρεσις -hairesis- y traduce muchas cosas: acción de escoger, desunión, elección, propósito, inclinación, y puede llegar a significar un sistema de principios filosóficos. Con este vocablo se puede señalar también desde una condición astrológica hasta una apuesta en una subasta. Es la lectura de la  Biblia la que nos permite el sentido que manejamos habitualmente y en forma muy extendida, señalándola como una relación con una doctrina religiosa de error. Acusar a alguien de hereje puede llegar a ser una injuria en algún sentido.

Aparece nueve veces escrita en la Biblia, pero bajo diversos significados. Como secta referida a los saduceos, a los nazarenos, a los fariseos y aún a los cristianos (Hechos 28:22). En ocasiones los miembros de un grupo religioso llaman herejía al contenido doctrinal que pertenece a otra religión (Hechos 24:14), pero el sentido bíblico por excelencia, en cuanto a este término, es el de las enseñanzas de los falsos maestros que introducen encubiertamente herejías destructoras (2 Pedro 2:1). A veces se traduce este léxico como disensiones necesarias para que se manifieste en la iglesia los que en realidad son aprobados (1 Corintios 11:19).

Las herejías son en realidad un daño real en medio de la congregación de la fe en Jesucristo. Ellas educan erróneamente a la comunidad y destruyen el sendero andado para hacer perder la referencia de la doctrina enseñada por los profetas, Jesucristo y los apóstoles. Pese a esta realidad elocuente muchos señalan con su dedo las erróneas doctrinas pero miran hacia otro lado cuando se trata del hereje. Precisamente, la Reforma Protestante aparece por causa de la Gran Ramera, de la revisión que hicieron en el siglo XVI sobre la doctrina romana. Sin embargo, dos herejías corrieron como fuentes que alimentaron a millones de disidentes del catolicismo, tratando de huir de sus enseñanzas también heréticas.

El calvinismo nació torcido, con una visión de la expiación de Jesucristo un tanto errada. Calvino sostenía que somos salvos por gracia pero que Jesucristo expió los pecados de toda la humanidad, sin excepción. Es decir, que existe una expiación universal en teoría pero una expiación limitada en la práctica. Este subterfugio lo que deja ver es la voluntad humana como garante de la eficacia de la expiación universal intentada por el Hijo de Dios, que pese a morir por cada uno de los miembros de la raza humana solo logra salvar a unos pocos que son los elegidos. Con esta tesis se pisotea el valor de la sangre de Cristo y se pone en duda la eficacia de la gracia divina; por esta creencia Calvino sostuvo en sus Comentarios que Jesús le lavó los pies a Judas por última vez con la esperanza de que se arrepintiera.

El arminianismo es otra interpretación herética muy conocida, la cual sostiene en esencia la idea calvinista, pero con sus matices particulares. Ellos dicen que Jesucristo murió por todos, sin excepción, pero que salva solamente a los que se quieren salvar. Es la tesis católico romana por excelencia, colocada en el adagio popular del ayúdate que yo te ayudaré.  Si Dios predestina lo hace mediante una previsión que ha hecho de la humanidad, viendo en el túnel del tiempo quién habría de recibir el evangelio y quién habría de rechazarlo. En otros términos, Dios hizo su parte y ahora le toca al ser humano hacer la suya. Es en realidad una doctrina más humanista pero igualmente apartada de la doctrina enseñada por los apóstoles, por los profetas y por Jesucristo.

Lo triste es que dentro del universo calvinista hay quienes combaten la herejía de Arminio en forma muy abierta pero llaman hermanos a los que asumen su herejía. Tal contradicción es en sí mismo un oxymoron, aquella figura del habla que yuxtapone dos conceptos antagónicos, como si se dijera algo más o menos así: esto es falsamente verdadero. Es lógico ubicar este tipo de asunción doctrinal como oxymoron, por cuanto para ellos Dios salva a los pecadores mientras les permite creer herejías destructoras.

Muchos calvinistas han llegado tan lejos en su divagar teológico que han aseverado que el Cristo de los arminianos (bien definido por los mismos calvinistas como un falso Mesías) llega a salvar a miles, sin menosprecio de su herejía. O que el Cristo de la Biblia (considerado por los calvinistas como el verdadero) salva a miles pero los deja bajo el pastorado del falso Cristo arminiano. En otros términos que, mientras la herejía se condena, al hereje se perdona o se le excusa bajo la premisa de que está poco adoctrinado. Incluso, pudiera ser que los herejes se pasen toda la vida enseñando su herejía en los templos de la religión, y que al final mueran en la ignorancia de la verdadera fe, si bien van de todas formas a la presencia de Dios por la eternidad.

¿No es esto un oxymoron? ¿No es una contradicción de conceptos? Bien, asimismo se ha expresado Charles Spurgeon en sus escritos y prédicas, condenando por años la herejía arminiana, poniendo en ridículo sus incongruencias con la Biblia, pero hablando igualmente maravillas de los piadosos discípulos de Arminio. De esta forma refiere a John Wesley, quien a pesar de haber arremetido toda su vida de creyente contra la doctrina de la gracia, batallando en favor de la teología de las obras, burlándose de Dios y blasfemando de Él por haber predestinado almas inocentes a la perdición eterna, pese a ello -repito- Spurgeon lo estima como un hombre del cual él no es digno de desatar su calzado. Wesley es, en palabras de Spurgeon, uno que merece ser contado entre los trece apóstoles, si fuere el caso de aumentar su número.

Es tiempo de levantar la cabeza y dejar atrás las ataduras religiosas, para colocar definitivamente todo en su lugar. Tanto la herejía como el hereje son dignos de condenar, así como la Escritura señala el conjunto de las obras de la carne, sin la pretensión de acusar la desviación o desobediencia a la doctrina pero exonerando al transgresor de la misma. No en vano Pablo apuntó que los que practican tales cosas no heredarán el reino de los cielos. Esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de señalar las herejías destructoras, porque la interpretación privada hace mucho daño, tanto que procura la propia destrucción del que así actúa.

En la Biblia se nos recomienda examinarnos a nosotros mismos, para saber si estamos en la fe. Juan nos habla en una de sus cartas acerca de que no debemos decir bienvenido a los que no traen la doctrina de Cristo, para no participar de sus malas obras. Agrega que quien no habite en la doctrina del Señor no tiene ni al Padre ni al Hijo. Y Pablo nos dice que los judíos ignorando la justicia de Dios colocaron la suya propia, por lo cual andan perdidos. Jesús también lo advirtió cuando en una exhortación dijo: Erráis, ignorando las Escrituras ... Escudriñad las Escrituras, porque en ellas os parece que tenéis la vida eterna.

César Paredes

[email protected]     

destino.blogcindario.com


Tags: SOBERANIA DE DIOS

Publicado por elegidos @ 11:10
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios