Mi?rcoles, 16 de diciembre de 2015

Pareciera el título de una novela, aunque viene a ser la historia triste de un hombre que cambió de bando en el área de la religión.  Al menos eso se puede afirmar desde el plano netamente histórico porque desde la perspectiva divina Balaam jamás fue una oveja. Era uno de los hombres encubiertos que filtraron las filas de la historia de la fe, para convertirse más tarde en uno de los primeros apóstatas.

Claro está, cualquiera puede preguntarse cómo puede ser posible que una persona profetice en nombre de Dios, que hable su palabra al estilo en el que lo hacían los profetas antiguos y luego termine haciendo el papel de adivino. La historia nos va a enseñar el camino de Balaam, empero la teología nos demostrará que solamente eso llega a ser posible desde el plano de la soberanía divina.

Resulta obvio que si Balaam profetizaba en nombre de Dios y su fama se extendía en muchas regiones era en razón de su veracidad. No hablaba el profeta por cuenta suya sino por cuenta del Señor que representaba. Entonces, ¿cómo es eso de profetizar y luego pasar a formar parte en las filas de los adivinos? Recordemos al rey Saúl que también profetizó pero que terminó recurriendo a una hechicera y murió por su propia mano, execrado de la atención de Jehová, el Dios que lo había levantado como rey en Israel.

Decimos que la soberanía de Dios permite comprender este fenómeno particular, por cuanto Dios es el Autor de todo cuanto existe. Más allá de que haya un diablo que genera la tentación, está el que ha creado al malo para el día malo. De manera que podemos asumir que Dios también ha levantado a los apóstatas. Pero esto no es una conclusión ligera y, aunque esté basada en la lógica, se desprende también de textos de la Biblia.  Porque ciertos hombres han entrado encubiertamente, los cuales desde antes fueron ordenados para esta condenación, hombres impíos, que cambian la gracia de nuestro Dios en libertinaje, negando al único Señor Dios, y a nuestro Señor Jesucristo (Judas 1:4).

Jesucristo escogió a Judas como traidor, por cuanto era diablo; Caín mató a su hermano Abel,  ya que era del maligno. Vosotros de vuestro padre el diablo sois, le dijo el Señor a un grupo de judíos; en otra oportunidad también añadió Jesús a sus palabras: No podéis venir a mí porque no sois de mis ovejas. Son muy variados los textos a través de las Escrituras que nos muestran la soberanía de Dios en acción. José, después de ser vendido por sus hermanos como esclavo, le dijo a ellos que Dios era quien lo había enviado adelante para servirles de ayuda a su familia y a mucho pueblo.

El acto de la crucifixión del Señor fue horrible pero se ejecutó siguiendo el guión escrito por el Padre. Su planificación fue declarada por los profetas, de acuerdo a los decretos eternos e inmutables de Dios. Si el peor crimen cometido por la humanidad, el asesinato del Hijo de Dios, el inocente Cordero, fue decretado por el Padre, ¿no lo será también el camino de Balaam que pasó de ser profeta del Dios vivo a adivino vendido al dinero? Por eso decíamos que en el plano teológico podríamos comprender lo sucedido a este personaje tenebroso, siempre y cuando valoremos la cualidad del Soberano Dios en la inmutabilidad de su consejo.

En el ámbito histórico podemos entender otras circunstancias, más humanas y propias de la naturaleza caída del hombre en el pecado. El amor al dinero, raíz de todos los males, fue el lazo que enredó el espíritu de Balaam. Lo mismo le aconteció a Giezi, el siervo del profeta Eliseo, ambicionado por los regalos ofrecidos a su señor. Conocemos el castigo inmediato que recibió al traspasarse la lepra de Naamán hacia su cuerpo. No son pocas las personas que por la ambición del dinero sucumben ante las doctrinas de demonios e ingresan a las filas de los que marchan por el camino de Balaam.

Hoy día vemos muchas iglesias gigantescas, atiborradas de personas que son animadas con danzas, cánticos emocionales, sumergidos en una alabanza a un ser especial. Sin embargo, la teología que exhiben estos seres religiosos es apócrifa, espuria y anatema. Ella pertenece al otro evangelio del cual el apóstol Pablo nos advirtió. Pero el apego a las ofrendas, a los diezmos (que eran un requisito en especie para los de la antigua ley de Moisés) ha hecho que los pastores sean los lobos que se alimentan del rebaño. Pero aunque hablemos de las circunstancias históricas de la apostasía cabe retomar la interpretación desde la más absoluta soberanía de Dios, ya que estas sinagogas demuestran que sus miembros son ciegos guiados por ciegos.

Cuando Israel iba de camino a la tierra prometida entró a los campos de Moab junto al Jordán. El rey de este poblado era Balac, quien al llenarse de miedo envió embajadores a un lugar de Mesopotamia para traer a Balaam. Su recado consistía en solicitarle al profeta que maldijera al intruso Israel, pues sabía bien el rey que al que maldijere el profeta sería maldito. Balaam respondió a los enviados diciéndoles que solamente hablaría conforme a lo que Jehová le dijese. Como vemos, hasta ahora el profeta parecía actuar con rectitud de acuerdo a lo exigido en su oficio.

Dios le dijo a Balaam que no fuera con ellos, ni maldijera al pueblo que es bendito. Y así lo hizo el buen profeta, pero Balac en su desesperación insistió y le envió más embajadores que incluían sus príncipes, los cuales le prometieron grandes honores y riquezas si tan solo maldijese a Israel. En esta segunda oportunidad Balaam sale a consultar a Jehová de nuevo. Esto que parece sumisión es simple muestra de su ambición personal, seducido por las riquezas y el honor ofrecidos. Por esta razón el Señor le dijo que fuese pero que solamente diría lo que oyese; sin embargo, cuando el profeta cabalgaba en su asna el furor de Jehová no se hizo esperar por cuanto ya le había declarado cuál era su voluntad.

El profeta no tenía duda alguna de la palabra del Señor, pero seducido por los regalos ofrecidos quiso probar de nuevo por si acaso Jehová cambiara su opinión respecto a Israel. Como se dice en términos populares, pretendió estar bien con Dios y con el diablo. Ese fue su error, esa fue la gran caída del profeta hacia los campos de la adivinación. Recordemos que el Espíritu de Dios se apartó del rey Saúl y el rey llegó a consultar a una hechicera como parte de su destino final. Acá vemos al profeta que pretende ignorar la voluntad declarada para ver si se puede lucrar un poco. Su destino final será entonces la adivinación.

Se desprende de la lectura de este relato encontrado en Números 22 y Josué 13:22 como colofón, que si no se acepta el testimonio de Dios como verdadero y suficiente se sucumbirá ante el testimonio de la muy variada falsedad. Dice la Escritura: También mataron a cuchillo los hijos de Israel a Balaam adivino, hijo de Beor, con los demás que mataron (Josué 13:22).

Un cambio de título por el cambio de profesión; de profeta del Dios Altísimo a adivino agorero del bajo mundo. El vínculo conector hacia su perdición fue la ambición de las riquezas y el honor ofrecido por el mundo, algo que Satanás sabe hacer muy bien con mucha gente. Balaam vino a ser por eso uno de los primeros apóstatas descritos en la Biblia, por su práctica adivinatoria. Porque las más de las veces el adivino habla de sí mismo, de lo que intuye, con la palabrería propia de los sabios mundanos que tuercen las Escrituras y esconden sus intenciones con palabras religiosas y elocuentes.

Frases como el Señor me reveló, el Señor me dijo, tuve una visión, son muy comunes hoy día en incontables sinagogas de Satanás. Ese es el tejido de la Gran Babilonia, la cuna de las abominaciones, la sede del vaticinio. Curiosamente el vocablo Vaticano refiere a vaticinio y adivinación, pues no en vano quien en nombre de Dios habla mentiras torciendo las Escrituras pareciera tener la maldición de Balaam convertido en adivino.

Son varias las referencias de la Escritura a este falso profeta adivino, un ejemplo a evitar sin duda alguna. Moisés dijo en una oportunidad al pueblo: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres? He aquí, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra Jehová en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la congregación de Jehová (Números 31:15-16); Jesús dijo: Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación (Apocalipsis 2:14); Pedro escribe lo siguiente: Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, y fue reprendido por su iniquidad; pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del profeta (2 Pedro 2:15). ¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron en el error de Balaam por recompensa, y perecieron en la contradicción de Coré (Judas 1:11).

Sabemos que Balaam nunca fue una oveja de Dios, sino una cabra introducida en el redil de las ovejas. El Señor dijo que sus ovejas oirían su voz y le seguirían, pero al extraño no seguirán porque desconocen la voz de los extraños. Esta es la garantía que tenemos todos los que hemos sido llamados conforme al propósito de Dios, de formar parte de su reino, por cuanto nos amó desde antes de la fundación del mundo. Los falsos profetas comienzan como creyentes, pero simulan el amor y el conocimiento de Dios al cual se aferran teóricamente, aunque con su práctica teológica y de conducta demuestran su rapacidad. Estos son los extraños que engañan a los extraños, ciegos guías de ciegos, que fueron ordenados para tal propósito.

Sin duda que la advertencia contra los falsos maestros y falsos profetas es pertinente, ya que un signo de nuestra fe y de nuestro llamado es la perseverancia en la doctrina dada por Jesús y sus apóstoles. Balaam nos sirve con su ejemplo para conocer el camino a evitar, de acuerdo al que nos hace andar por la senda de su justicia, por amor a Su nombre. Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas basadas en las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo (Colosenses 2:8).

César Paredes

[email protected]

destino.blogcindario.com

 


Tags: SOBERANIA DE DIOS

Publicado por elegidos @ 10:53
Comentarios (0)  | Enviar
Comentarios