Lunes, 14 de septiembre de 2015

No acontece nada malo en la ciudad que Jehová no haya hecho, una frase del profeta Amós muy olvidada por los que pregonan el evangelio diferente. Tenemos que recordar una y otra vez que Dios no permite nada sino que decreta y causa todo lo que acontece. Al menos tres razones se desprenden de las Escrituras en relación al hecho de que Dios ordena el mal, las cuales nos dan la luz necesaria para comprender la voluntad del Creador. Hay un principio clave para entender lo que acontece en el universo creado por el Omnipotente Dios por medio de su palabra, principio que nos dice que Dios hace todo para su gloria.  Una vez que entendemos que el hombre no es el centro del universo sino su Creador podemos ver la magnitud de la potencia divina.

Las razones sugeridas serían: 1) Dios se glorifica a sí mismo en la salvación de los elegidos (para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que Él ha preparado para gloria, Romanos 9:23). 2) El mal causado humilla a su pueblo y hace que ellos necesiten continuamente la justicia de Jesucristo (Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos acordaremos de tu nombre ... Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron oración cuando los castigaste.  Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti, oh Jehová, Isaías 26:13, 16-17).  3) Dios se glorifica a sí mismo en la maldición de los reprobados (para mostrar en ti mi potencia, y que mi nombre sea anunciado por toda la tierra, Romanos 9:17).

Hay quienes exacerbados se pronuncian contra la revelación escrita de Dios, para presentar de inmediato una salida ecléctica, reconciliadora de lo que llaman dicotomías o contradicciones en las Escrituras. Como Dios es amor, el mal tuvo que venir de otro lado, como si fuese generado espontáneamente o por vocación de Satanás. Pero olvidan quienes así hablan que aún al malo hizo Dios para el día malo (Proverbios 16:4). Volvemos al inicio, si Satanás fue hecho para el día malo, Dios estuvo y está detrás de sus actividades.

Lo más interesante es que Dios no pide que lo defiendan, antes al contrario se exhibe en la palabra de sus profetas como el autor de todo cuanto existe. No acepta el dualismo como respuesta (la idea de la lucha de dos fuerzas antagónicas) sino que se muestra como el Dios Soberano. El es el que es, el que hace todo posible y a quien hay que temer porque puede echar el alma y el cuerpo en el infierno de fuego. Pero el impío no tiene congoja por su muerte como para tomar en cuenta estas advertencias.

Los predicadores no desean desagradar a su audiencia y hablan paz donde no la hay. No hay interés en ofender la mente de los feligreses sino en hacerlos sentir cómodos con sus erróneos pensamientos acerca del Dios de la Biblia. De allí que se procure no crear controversias con el público para que pueda sentirse cómodo con los servicios al dios que claman. Ese dios no tiene nada que ver con el Dios de las Escrituras, aunque lleve el mismo nombre y se usen los mismos escritos. Para lograr sus fines, los que promulgan el evangelio diferente hacen interpretación privada, exégesis que más bien pasa a ser eiségesis (interpretación subjetiva, hacia adentro).

Dios no quiere salvar a toda la humanidad, nunca se lo propuso. Más bien tomemos ejemplo de la historia bíblica, del diluvio como modelo de su juicio. Apenas ocho personas fueron refugiadas en el arca de Noé, el resto pereció muy a pesar del pregón hecho acerca del diluvio por venir. A Elías le dijo que tenía reservado para Él mismo a siete mil hombres nada más, de todo el contingente de personas en Israel. Sabemos por el censo de David, mucho antes de que fuese rey Acab, en la época de Elías el profeta, la cantidad que había en la tierra censada. Si sacamos la cuenta en la época del reinado de Acab cuando Elías era profeta la cantidad de gente debió haber sido mayor que cuando David. Solamente siete mil personas se dejó Dios para Sí mismo.

Pablo en su carta a los romanos refiere este texto de Isaías y afirma que si es por gracia ya no es por las obras, de otra manera la gracia ya no sería gracia. De la misma manera, agrega el apóstol, si fuera por obras, ya no sería por gracia, de otra manera la obra ya no sería obra. Fijémonos en la conclusión del apóstol: Lo que buscaba Israel aquello no lo ha alcanzado; mas la elección lo ha alcanzado: y los demás fueron endurecidos (Romanos 11:7).  Inmediatamente después reconfirma lo dicho: Como está escrito: Les dio Dios espíritu de estupor, ojos con que no vean, y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy (verso 8).

A la luz de lo que en su conjunto dicen las Escrituras hemos de interpretar los textos en los que aparecen los vocablos que pudieran entenderse por su literalidad como contradictorios. No hay nada de eso en la Biblia, pero sí que lo hay en la mente de los que la leen para su propia perdición. Los vocablos todo, todos, mundo, constituyen un claro ejemplo de lo que decimos acá. No siempre que se dice todo o todos se refiere uno a la totalidad en forma absoluta sin excepción alguna. Ya conocemos que Jerusalén y toda Judea se iba tras Juan para ser bautizada, pero no todos fueron bautizados. Pablo dijo que Dios quiere que todos los hombres sean salvos, pero nadie mejor que el apóstol para comprender que todos los hombres se refiere a todo tipo de personas según el contexto en que escribió esa frase. También Jesucristo dijo que a todos atraeré a mí mismo, pero nadie mejor que él para dejar en claro el contexto en que hablaba, pues se refería a todos los que son suyos. Imposible que el Señor hablara con ese todo absoluto sin excepción en ese verso de la Escritura, cuando ya él había enfatizado una y otra vez que nadie iría hacia él a no ser que el Padre lo enviase. Que había gente que no creería en él porque eran hijos de su padre el diablo, que solamente las ovejas podían entender su palabra, nunca las cabras. De manera que cuando se dice todo o todos se ha de tener en cuenta el contexto particular y general de la Escritura.

Lo mismo se ha de decir respecto al mundo amado por Dios de tal forma que le fue enviado el Hijo para salvarlo de sus pecados. Pero no es el mismo mundo por el cual Jesús no rogó la noche antes de su crucifixión cuando dijo: no te ruego por el mundo (Juan 17:9). Entonces, ¿cuál es el mundo amado por Dios? ¿Es el mismo mundo por el cual Jesús no rogó? Sabemos que son dos mundos distintos, de manera que la literalidad del vocablo no siempre lleva a feliz interpretación si se niega el contexto en que aparece.

Dios no tiene su mente dividida, tiene un solo propósito, todo lo que quiso ha hecho ya que su alma deseó e hizo (Job 23:13). El es el Dios que declara el final desde el principio, el que dice que su consejo permanecerá para siempre y que cumplirá su deseo (Isaías 46:10).  Por conclusión evidente decimos que Dios no quiere que todos los hombres sin excepción sean salvos, de otra manera no hubiese odiado a Esaú desde antes de hacer bien o mal (Romanos 9). Usted podrá preguntarle por qué razón inculpa, ya que nadie puede ponérsele en frente y torcer Su voluntad eterna e inmutable. Eso es asunto de los objetores que siguen el modelo de su homólogo mostrado en Romanos capítulo nueve. Nosotros decimos que eso es parte de su soberanía divina y que no hay nadie que tenga la autoridad para reclamarle a su Hacedor la razón de haberlo hecho de una u otra manera, con uno u otro propósito.

El dios de los arminianos sí que puede ser un dios de doble mente, esquizoide, dividido contra sí mismo. Ese dios desea que todos los hombres sin excepción sean salvos, pero como no puede lograrlo aduce que los seres humanos lo resisten con poder. De esta forma ese dios se lava las manos como Pilatos, diciendo que él hizo su parte pero que la humanidad no quiere hacer la suya. Claro, para esto tienen que inventarse el cuento del libre albedrío humano, junto al de la humanidad que no está totalmente muerta en sus delitos y pecados. Tienen que decir que hay gente buena que busca y desea a Dios por mérito propio, de manera que ellos sí alcanzan la gracia divina. Pero nos remitimos una vez más al texto enunciado por Pablo, si es por gracia ya no es por obras y si es por obras (por la decisión personal, por levantar la mano, por inscribirse en una tarjeta, por ser más inteligente o de mejor buena voluntad que su prójimo) ya la gracia no tendría nada que hacer acá.

Según la correcta doctrina que proviene de la Escritura tenemos que conciliar nuestro pensamiento con lo que Dios enseña de Sí mismo. El arrepentimiento incluye el cambio de mentalidad en relación al Dios de la Biblia, ya que antes conocíamos a un dios diferente, lleno de contradicciones, levantado a imagen y semejanza nuestro. Ese era un dios de quien decíamos que si nosotros queremos que todos los hombres sean salvos él también lo quiere, que si consideramos al infierno de fuego como un sitio nada agradable de mencionar, ese dios también lo considera impropio de anunciar. De esta forma la interpretación privada se haría cargo de hacer decir a la Biblia lo que ella nunca intentó afirmar, de la misma manera en que se negaría lo que ella jamás ha negado.

Concluimos con lo que afirmamos al principio: Dios no permite el mal, sino que lo decreta para Su propia gloria. El pueblo de Dios conoce que Dios es razonable y lógico, sin contradicción real o aparente. Nuestra fe no consiste en tragarse una irracional doctrina bajo el supuesto de que hay cosas ocultas de Dios que se nos pide aceptar como dando un paso hacia el vacío. Nuestra fe es racional porque se basa en una revelación racional hecha por el Logos eterno e inmutable.  El Hijo de Dios nos dio ejemplo cuando razonó las Escrituras frente al tentador en el desierto; Satanás quería que diera un salto de fe (y un salto físico) al lanzarse por un barranco, pues escrito estaba que Dios enviaría a sus ángeles para que su pie no tropezase en piedra. La respuesta del Señor fue también con la Escritura, razonando de acuerdo al contexto:  No tentarás al Señor tu Dios.

César Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

Publicado por elegidos @ 16:42
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