Referente a la venida del Señor fueron enunciadas algunas señales para que la iglesia estuviese pendiente de ese acontecimiento. Hubo dos referencias concretas, relativas a los días de Noé y de Lot. La gente comía y bebía, se casaba, compraba y vendía, de acuerdo a las actividades normales de la vida, pero de repente vino el diluvio anunciado por Noé y se los llevó a todos, o descendió fuego del cielo sobre Sodoma y Gomorra, mientras Lot fue preservado. Dos desastres predichos con la preservación de algunos sujetos, lo que es interpretado por algunos como la posibilidad que tiene la iglesia de ser librada de los castigos que vienen sobre la tierra.
Asimismo, tanto Noé como Lot vivieron en un ambiente rodeado por incrédulos, con la maldad aumentada a lo largo de la faz de la tierra. Una vez que Jesucristo les dijo a sus discípulos que esto sucedería antes de su segunda venida, ellos le preguntaron dónde sería ese evento, pero la respuesta fue también otra señal: Donde estuviere el cuerpo, allá se juntarán también las águilas (Lucas 17:37).
Algunos estudiosos interpretan que Jesús hacía referencia al imperio romano, el cual tenía al águila como insignia, de manera que el contexto referiría al momento en que las tropas del General Tito tomarían y destruirían Jerusalén, en los años 70 de nuestra era. Sin embargo, hay un texto en el conjunto de palabras expresadas por Jesucristo que apunta a otro momento mucho más tardío en la historia de la humanidad. Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día (Lucas 17:24). Primero fueron los fariseos quienes le inquirieron acerca de la venida del reino de Dios (verso 20) y obtuvieron por respuesta que el reino ya estaba entre ellos; de inmediato procedió a decirle a sus discípulos cómo sería su venida, como un relámpago que se muestra desde el cielo en forma súbita.
En realidad Jesús pudo referirse a lo que sucedería con Jerusalén en los años 70, pero fue categórico en lo referente a su venida -que no aconteció en el año 70 de esta era. Por ello persiste la idea en el texto de la segunda venida del Señor, con dos macro señales: 1) como en los días de Noé, la gente hacía sus actividades naturales de comer, trabajar, negociar y casarse, sin hacer caso de la advertencia del patriarca; 2) como en los días de Lot, donde también hacían cosas similares a lo que hacían en la época de Noé, hasta que vino el castigo sobre Sodoma y Gomorra y la gente fue sorprendida en medio de él. Pero en estas dos grandes señales se abren aristas que no conviene ignorar. La similitud entre la época de estos dos personajes (Noé y Lot) fue la maldad aumentada sobre toda la tierra.
Génesis 6 nos dice que el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, con la intención en el corazón de ellos de hacer de continuo el mal. La tierra se había corrompido delante de Dios y estaba cargada de violencia. Uno de los comentarios rabínicos sobre la tradición judía y las Escrituras hebreas es el Talmud Babilónico. En él encontramos una referencia a los días de Noé, de lo cual se dice que fue la generación más depravada moralmente de todos los tiempos. Al parecer, según otros judíos intérpretes, la situación era irremediable por causa de la homosexualidad (Aryeh Spero). El Talmud nos enseña que en los días de Noé se entregaban certificados de matrimonio a parejas del mismo sexo. Pero en los días de Lot sucedía algo similar, ya que las personas vivían sin tener conciencia del desastre que se avecinaba y compartían su inmoralidad sexual en toda la sociedad de Sodoma y Gomorra.
Los defensores del cristianismo homosexual aducen que los habitantes de Sodoma solamente querían conocer quiénes eran los dos visitantes hospedados en la casa de Lot. Pero si los habitantes de Sodoma hubiesen querido conocer intelectualmente a los dos ángeles visitantes, Lot jamás hubiera respondido que no debían cometer semejante mal (Génesis 19:7). Por lo tanto, ese conocer referido en el Génesis es de otro carácter, el de tener sexo con ellos. Asimismo dice la Escritura que Adán conoció a Eva y tuvo otro hijo...O que José no conoció a María, su mujer, hasta que dio a luz al niño (y sin embargo la llevaba en el asno y era su esposa, lo cual implica que la conocía intelectualmente). Pero los habitantes de Sodoma insistieron en tener sexo con los dos visitantes que habían entrado en la casa de Lot, al punto que se abalanzaron sobre Lot para voltear la puerta. Si alguno manifiesta duda respecto a este contexto bíblico, sobre el cual han trabajado abundantemente los denominados cristianos pro homosexuales, con la argucia de que los habitantes de Sodoma eran muy hospitalarios y solo pretendían conocer a los visitantes, recordemos siempre el tipo de argumento esgrimido por Lot: Os ruego, hermanos míos, que no hagáis tal maldad. ¿A cuál maldad se refería el justo Lot? ¿A la maldad de ser hospitalarios con los visitantes? No hay maldad en eso, por lo tanto el sentido del verbo conocer del hebreo bíblico en este texto es el de la connotación sexual.
Miremos otras referencias bíblicas a Sodoma: como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno (Judas 1:7); ... y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos; y si condenó por destrucción a las ciudades de Sodoma y de Gomorra, reduciéndolas a ceniza y poniéndolas de ejemplo a los que habían de vivir impíamente, y libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados... (2 Pedro 2:5-7). Desde luego, resulta indudable que las referencias de Jesucristo a lo acontecido en los días de Noé y en los días de Lot son los indicadores típicos del ambiente previo al día del Señor, en el que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Será un día muy cercano por el contexto social que vivimos hoy. Sabemos que la soberbia humana, la saciedad de pan y la abundancia de ociosidad fueron males de la antigua Sodoma (Ezequiel 16: 49-50), que no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso, haciendo abominación delante de Dios. Sodoma se ha convertido en un símbolo de advertencia para los promotores del bisexualidad o de la homosexualidad, los que se declaran orgullosos por exhibir en sus cuerpos su propia deshonra. Ellos pretenden ignorar que fue Dios mismo quien los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican (Romanos 1: 26-32).
Nuestros días son muy similares a los días de Noé y de Lot. Cada quien haga la lectura que deba hacer de esta advertencia que el Señor nos ha dejado a través de sus discípulos, pues aunque todo lo que acontezca esté escrito el hombre sigue siendo responsable de sus actos.
César Paredes
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