Viernes, 12 de agosto de 2011

?A qui?n no le va a gustar tener un dios a su medida? Ese sue?o ha reemplazado al de la eterna juventud. Si bien envejecemos y morimos, la sola idea de tener un dios obediente a nuestro servicio consuela. Eso equivale a encontrarse la l?mpara de Aladino que concede tres deseos, s?lo que con la diferencia de otorgarnos mucho m?s de tres deseos a lo largo de nuestra existencia. Por otro lado, existe un contexto hist?rico importante que respalda la confecci?n de ?dolos en medio de pueblos forjadores de hitos culturales. Los babilonios, asirios, egipcios, griegos y romanos son paradigmas erigidos en lo que Jung dio en llamar el inconsciente colectivo de nuestra civilizaci?n. Para otras culturas habr? otros modelos.

La naturaleza humana se muestra religiosa. Nuestro deseo de independencia demostrado en el G?nesis, desde la creaci?n misma, nos exige retirarnos del control y dominio de un ser que todo lo cubre. Sin saber ad?nde huir de esa presencia inconmensurable del Creador, pero sin poder superar su sentido interno religioso, la humanidad ha forjado una v?a alterna para solucionar su problema, aunque sea dentro de un mundo ilusorio. Ha esculpido un dios a su imagen y semejanza, para que no se distancie, para exigirle y castigarle. Si el dios no responde, entonces no se le sacrifica, no se le rinde tributo, se le voltea, se le suspenden por un tiempo los honores. Por el contrario, mientras mejor responda ese dios mayores ser?n las alabanzas y honras ofrecidas.

Imposibilitado de buscar al verdadero Dios, el hombre natural no puede percibir las cosas espirituales de acuerdo al Dios revelado. Por otro lado, un Dios a quien no pueden ver y no pueden definir no resulta confortable. De esta manera forma de acuerdo a sus par?metros la imagen de un referente que es s?mbolo de lo que sus mentes imaginan ha de ser un dios. Para algunas culturas tiene forma de animales, para otros es una figura humana. Otros se dan a m?s abstracciones de acuerdo a la metaf?sica empleada en su confecci?n. La psique humana interpreta los signos de su contexto de acuerdo a las necesidades emocionales del id?latra. Si alcanza ?xito en una meta trazada la atribuye a la manera en que su dios le contest? su petici?n, o le interpret? su deseo. Si por el contrario lo que consigue es un fracaso en sus aspiraciones, busca atribuir ese hecho a una negativa de su dios, o a no saber pedir como conviene. Poco a poco se da campo a los expertos que aconsejan oraciones, inciensos, altares, combinaciones de divinidades para resolver conjuros, hechizos o maleficios de otros dioses que siguen los caprichos de sus aduladores. Sacrificios y penitencias, mejores devociones y actividades religiosas se siguen en la estructura estipulada para alcanzar las metas.

En una civilizaci?n llamada cristiana, la idolatr?a sigue su itinerario sin mayores obst?culos. Hay un gran grupo de gente que participa de las tallas de im?genes que veneran. Suponen que existe diferencia sem?ntica entre venerar y adorar. Alegan que el s?mbolo le permite recordar y concentrarse mejor en la petici?n y la alabanza. Pero existe otro gran grupo de personas que es ajeno a las tallas f?sicas de su dios, por considerarla contraria a la revelaci?n le?da del Dios en quien dicen creer y venerar. Sin embargo, molesto con el Dios revelado le va quitando las aristas que incomodan hasta que calza en su modelo concebido. Est?, adem?s, el grupo de personas que aunque se declaran ateos o enemigos de las tallas idol?tricas, por considerarlas un insulto al intelecto, se forjan en su mente la idea de lo que ser?a una divinidad en el caso de que la hubiere. En todos los casos el ?dolo aparece. ?

Pero ?qu? dice la Biblia acerca de los ?dolos? ?Por qu? suelen ser peligrosos? ?Los formadores de im?genes de talla, todos ellos son vanidad, y lo m?s precioso de ellos para nada es ?til; y ellos mismos son testigos para su confusi?n, de que los ?dolos no ven ni entienden (Isa?as 44: 9).

Al indagar acerca del vocablo vanidad su significado puede darnos amplia luz respecto a la opini?n de Dios acerca de los id?latras. La vanidad es arrogancia, presunci?n, envanecimiento. Es cualidad de lo que carece de sustancia, una representaci?n ilusoria o ficticia de la fantas?a. Tambi?n refiere algo que es falto de realidad por estar vac?o y por ser falto de solidez. Se alude a lo in?til e infructuoso de las cosas, o de las semilla cuyo interior est? seco o podrido. Lo vano no tiene raz?n, fundamento o prueba. ?Qui?n form? un dios, o qui?n fundi? una imagen que para nada es de provecho?, sigue argumentando el profeta Isa?as. He aqu? que todos los suyos ser?n avergonzados, porque los art?fices mismos son hombres. Todos ellos se juntar?n, se presentar?n, se asombrar?n, y ser?n avergonzados a una.

En forma repetida e insistente la Biblia advierte m?s de cien veces contra los ?dolos, y manda al pueblo de Dios a apartarse de ellos. En el Nuevo Testamento Pablo arguye que el ?dolo no es nada, para que no le temamos como suelen temerle y respetarle los incr?dulos. Sin embargo, el ap?stol que as? habla tambi?n refiere que quien sacrifica a los ?dolos, a los demonios sacrifica (1 Corintios 10: 20). Ya Jerem?as hab?a se?alado que el ?dolo contamina como un cad?ver (16: 18), y se ha dicho que los ?dolos fueron causa de la ruina de quienes les sirvieron (Salmo 106: 36), pues cuando ofrec?an sacrificios a sus ?dolos lo hac?an sacrificando a sus hijos y sus hijas a los demonios (Salmo 106: 37).

Dios en su soberan?a le anunci? a su pueblo que a pesar de haberlo sacado de? Egipto y de haberlos introducido en la tierra prometida a sus padres, exist?a una condici?n de no pactar con los moradores de esa tierra. Pero como ellos no derribaron los altares del sitio donde llegaron a morar, entonces sus enemigos quedar?n en medio de ellos para ser su azote, y a?n sus dioses ser?n tropezadero (Jueces 2: 1-3). Es decir, que en ocasiones la idolatr?a es un castigo de Dios para que sirva de tropezadero. Sin embargo, los ?dolos provocan la ira de Dios (Deuteronomio 32: 21).

No tienen conocimiento aquellos que erigen el madero de su ?dolo, y los que ruegan a un dios que no salva (Isa?as 45:20). ?Cu?l es el conocimiento que quiere Dios? Pablo dijo que los jud?os ten?an celo de Dios pero no conforme a ciencia (a conocimiento). En otros t?rminos, la ignorancia mata, pues las cosas espirituales han de discernirse espiritualmente. Cuando en los Diez Mandamientos se proclama a no tener imagen de ning?n tipo para honrarla o para inclinarse ante ella, se revela un conocimiento importante en materia espiritual. El desacato de este mandato presupone ignorar la norma, lo que conlleva a la persona que act?a de esa manera a convertirse en un ignorante. Quien as? obra procede de negligencia, hace algo con conocimiento de que no es raz?n el hacerlo, ya que despu?s de haber sido advertido de que no lo deb?a hacer lo hace. Por esta v?a la idolatr?a se convierte en una met?fora de la obstinaci?n (1 Samuel 15: 23), o de los malos deseos, de la avaricia, de las pasiones desordenadas, de la impureza, de la fornicaci?n, de lo terrenal (Colosenses 3: 5).

Al comienzo hab?amos dicho que un ?dolo era un dios a la medida. Era el producto de la imaginaci?n de la mente que sigue el par?metro de lo que ella imagina ha de ser un dios. Muchos 'cristianos' est?n molestos con el Dios revelado, por lo que le van quitando las aristas que incomodan hasta que calza en su modelo concebido. Aparecen las herej?as y la divinidad se adapta a las exigencias del grupo. El Dios de la Biblia es absolutamente soberano y hace como quiere, predestina, pre-ordena, elige y reprueba. De la nada hizo todo, sin que tuviera consejero y la materia con que construy? el mundo tambi?n fue obra suya. De manera que no est? en deuda con sus criaturas y seg?n su parecer hizo la variedad de todo cuanto existe. M?s all? o m?s ac? de la representaci?n f?sica del ?dolo est? la idea del dios forjado en la mente del id?latra. Muchos 'cristianos' tienen un dios que no puede salvar, que muri? por todos en la cruz pero que ruega al mundo por su aceptaci?n. La sangre de su propiciaci?n no rinde los frutos esperados, de manera que su fracaso se exhibe ante sus enemigos. Pero este cuadro triste solo es posible en la mente de aquellos que quitan las aristas inc?modas del Dios soberano revelado en las Escrituras, por cuanto no tienen conocimiento los que erigen a su ?dolo, y los que ruegan a un dios que no salva (Isa?as 45: 20). En su ignorancia voluntaria, o en su inconciencia, sirven a los demonios.

Pedir a un dios que no salva, creer en un dios impotente, es rogar y creer en los demonios. Semejantes a sus ?dolos son los que los hacen, dice otro texto de la Biblia. Como el ?dolo no es s?lo un objeto elaborado, sino es fundamentalmente la idea err?nea de lo que es Dios, el servicio ofrecido se hace al padre de la mentira o del error. Isa?as lo reitera: te lo dije ya hace tiempo; antes que sucediera te lo advert?, para que no dijeras: Mi ?dolo lo hizo, mis im?genes de escultura y de fundici?n mandaron estas cosas (48: 5). Las im?genes mentales de Dios que no son el resultado de lo que ?l ha revelado de S? mismo son el ?dolo con el que muchos cargan a cuestas, un dios que no salva, que no responde porque es un cad?ver divino, un olor de muerte para muerte. Y quien sacrifica a cualquier ?dolo, a los demonios sacrifica y no a Dios (1 Corintios 10: 20).

C?sar Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

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