S?bado, 16 de julio de 2011

El gran maestro de la ley no comprendi? el concepto del nuevo nacimiento. Era un doctor de la teolog?a de entonces, capacitado con la lectura meticulosa de las Escrituras, experto en ardides jur?dicos, celos del conocimiento.? Demostr? ante otros miembros del Sanedr?n que no era l?cito juzga a un hombre sin antes escuchar lo que ten?a que decir (Juan 7: 51).? Lo que ?l le dec?a a Jes?s era diferente de lo que enunciaban los otros fariseos, quienes acusaban al Cristo de hacer milagros por obra de Satan?s.? El, junto otros de sus colegas, cre?an que Jes?s era un maestro venido de Dios, en virtud de la inmensidad de se?ales que hac?a. Sin embargo, Jes?s conoc?a muy bien lo que hab?a en cada coraz?n humano.

LOS JUDIOS PIDEN SE?ALES.

Nicodemo estuvo ocupado con las ense?anzas del gran maestro del momento, de la noticia caracter?stica de un superdotado con poderes especiales, que por su abundancia y notoriedad presum?a ven?a de lo alto.? En una oportunidad acudi? de noche para consultarle.? No sabemos por qu? lo hizo a esas horas. Algunos piensan que no quer?a ser visto por sus iguales en la ley, aunque de todas maneras se supo lo que hizo. Otros sostienen que se acostumbraba a utilizar la vigilia de la noche para concentrarse en los estudios que ameritaban mayor atenci?n.? Tambi?n se sabe que Nicodemo ayud? con el entierro del Maestro, pues aport? una mezcla de mirra y ?loes que pesaba unas cien libras (Juan 19: 39) necesaria para embalsamar el cad?ver de Jes?s. ?

Su inter?s por Jesucristo qued? patentado en los evangelios, que nos muestran, al menos, dos hechos trascendentes en la teolog?a cristiana: 1) la explicaci?n objetiva de la tesis del nuevo nacimiento; 2) el s?ntoma de la ignorancia de ese concepto. Con respecto a ese ?ltimo punto, el desconocimiento de Nicodemo se destaca con su pregunta y con la forma de la respuesta de Jes?s: ?C?mo puede uno entrar de nuevo en el vientre de una madre, para volver a nacer? ?T? eres maestro de la ley, y no sabes eso?? Nicodemo se fue por el lado denotativo del lenguaje, y Jes?s hablaba figurativamente.?

En el cap?tulo 10 de la carta a los romanos, se expone otro gran problema relacionado con la ignorancia del evangelio. Los jud?os eran celosos de Dios, pero no conforme a ciencia. Esas personas ignoraban lo que era el evangelio, y su celo no les serv?a de nada. En el evangelio de Juan, se muestra a Nicodemo celoso de Dios y de su ley, conocedor interesado de las ense?anzas de Jes?s, que lo defendi? ante sus iguales del Sanedr?n cuando quer?an juzgarlo sin su testimonio, que tambi?n ayud? con el embalsamiento de su cad?ver. Les dijo Nicodemo, el que vino a ?l de noche,?el cual ?era uno de ellos: ?Juzga acaso nuestra ley a un hombre si primero no le oye, y sabe lo que ha hecho? (Juan 7: 50 - 51). En ambos casos, el celo y el trabajo no ayudan a las personas con el nuevo nacimiento. Resulta por dem?s curioso que el evangelista Juan haya rotulado a Nicodemo con la expresi?n: el que hab?a venido a ?l de noche.? Esta frase se repite al menos dos veces en su evangelio.? Ahora se recalca que era uno de ellos, de los fariseos.

Sin embargo, gracias a su pregunta, conocemos la explicaci?n dada por Jes?s, seg?n lo referido al punto uno antes mencionado. Con la expresi?n es necesario nacer de nuevo se presupone algo sine qua non para entrar en el reino de los cielos.? Como si se dijera que ser?a indispensable el tener la ciudadan?a de arriba, no la de abajo, para estar en relaci?n con el Padre. Pero en la explicaci?n, Jes?s advierte que eso no puede ser posible por medios humanos. Jes?s conoc?a los corazones de la gente, por lo tanto sab?a lo que pensaba Nicodemo. Su respuesta iba encaminada a declararle que su indagatoria en la obra de se?ales que realizaba entre el mundo jud?o no le era suficiente para ser bien recibido. Recordemos que los fariseos constitu?an una secta, un club, relativamente reducido, que realizaban un juramento de disciplina para seguir al pie de la letra la ley mosaica. Nicodemo hab?a sido impactado por los milagros de Jes?s y tal vez deseaba ingresar al min?sculo grupo de sus disc?pulos. Quer?a participar de las dos congregaciones, pero para unirse a Jes?s ten?a que nacer de nuevo.?

Jes?s insisti? en que eso correspond?a a la voluntad absoluta de Dios por la agencia operativa del Esp?ritu. En otras de sus pl?ticas con otras personas, Jes?s dijo que ?l era el buen pastor que daba su vida por las ovejas, pero a un numeroso grupo les dijo tambi?n que ellos no iban a ?l porque no eran de sus ovejas. Como si se completara la explicaci?n dada a Nicodemo: nadie puede nacer de nuevo (ir a Jes?s) si no es de sus ovejas. Eso es un don del Padre y pertenece a su soberan?a absoluta. De all? que el evangelio de las buenas obras es una falacia ausente en las Escrituras.? Ella se muestra tan solo en la tradici?n humana. Las buenas obras de Nicodemo, o el gran celo de los jud?os, no operaron ning?n buen resultado en su destino. ?Por qu?? Porque es necesario nacer de nuevo.

La idea del nuevo nacimiento no era novedosa. Eso se desprende de la pregunta de Jes?s a Nicodemo: ?eres t? maestro de la ley y no sabes esto? Un maestro de la ley deber?a conocer lo que se ense?aba en el Antiguo Testamento, su texto de lectura y estudio. Los disc?pulos cercanos a Jes?s pod?an no conocer mucho al respecto porque no eran doctos en la ley. Uno de los profetas hab?a declarado que Dios quitar?a el coraz?n de piedra y pondr?a uno de carne, (Ezequiel 36: 26-28), tu pueblo se te ofrecer? voluntariamente en el d?a de tu poder (Salmo 110: 3). En la apolog?a de la fe presentada en el cap?tulo 11 de Hebreos, se menciona a Abraham, el cual crey? y le fue contado por justicia. ?Qu? crey? Abraham? Se sostuvo como viendo al invisible, esperando el d?a en el cual Jes?s aparecer?a par el cumplimiento de la profec?a. De los otros h?roes de la fe se dice algo semejante. Job tambi?n supo que su redentor viv?a y que le resucitar?a en el d?a postrero. El sacrificio exigido a Abraham fue una muestra ilustrativa del sacrificio propiciatorio del Mes?as prometido. Todos esos h?roes de la fe conoc?an del acto operativo exclusivo de Dios en su llamamiento, de su soberan?a operativa en la transformaci?n de sus corazones. En otros t?rminos, conoc?an que hab?an llegado a ser otras personas porque hab?an nacido a la nueva vida espiritual con el Se?or.?

Pero los maestros de la ley estaban pendientes de los delitos contra ella para castigarlos, bajo un estado de opresi?n policial religiosa. No sucede diferente hoy d?a, cuando muchos tiemblan ante sus pastores y maestros. Los asalariados son los nuevos ciegos gu?as de ciegos. Jes?s advirti? que sus ovejas oir?an su voz y le seguir?an (Juan 10: 27), y las ovejas le siguen, porque conocen su voz, pero al extra?o no seguir?n, sino huir?n de ?l, porque no conocen la voz de los extra?os (Juan 10: 4-5).

El legalismo religioso mata, pero el esp?ritu vivifica. Todos los que creyeron antes de la venida de Jes?s lo hicieron bajo el acto operativo del Esp?ritu mediante el nuevo nacimiento. Lo mismo le aconteci? al ladr?n en la cruz, mucho m?s ignorante que Nicodemo en cosas de la ley. La Biblia no nos narra el que Nicodemo haya nacido de nuevo, sino que nos lo muestra merodeando los terrenos del Maestro a quien respetada y admiraba. No sabemos si m?s tarde fue transformado para que creyera en Jes?s, no como Maestro sino como la propiciaci?n por sus culpas.

Esta ense?anza de Jes?s sigui? repiti?ndose a trav?s del apostolado de sus disc?pulos. Pedro habla de renacer por la gran misericordia de Dios (1 Pedro 1:3); Pues ustedes han vuelto a nacer, y esta vez no de padres humanos y mortales, sino de la palabra de Dios, que es viva y permanente. (1 Pedro 1: 23). Santiago nos dice que Dios nos hizo renacer por la palabra de verdad (Santiago 1: 18). Pablo asegura a Tito que nos salv?, no por obras de justicia que nosotros hubi?ramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneraci?n y por la renovaci?n en el Esp?ritu Santo (Tito 3:5). Tambi?n nos dice que hemos resucitado juntamente con Cristo.

LOS GRIEGOS BUSCAN SABIDURIA.

Las religiones mist?ricas griegas ofrec?an una uni?n m?stica con alg?n dios. Recordamos de su literatura las haza?as de los h?roes semidioses. Pero al experimentar la uni?n m?stica, el iniciado se convert?a en un nacido de nuevo. Ellos tambi?n hablaban de una salvaci?n operada por el nuevo nacimiento. Sus ritos se hac?an preferentemente a medianoche, cuando ca?a la noche y nac?a el d?a. De manera que el cristianismo naciente ofrec?a desde la perspectiva griega un misterio ya intuido por ellos, el renacimiento, el volver a nacer. Desde varios milenios antes de nuestra era, en las culturas mediterr?neas hac?an una fiesta para festejar la transformaci?n del invierno en primavera. Muchos pueblos consagraron a los huevos como s?mbolo universal de vida, relacionado con el renacimiento primaveral. Lamentablemente, los cristianos tomaron la idea del huevo para representar la resurrecci?n de Cristo.

Los misterios de?Eleusis, regi?n cercana a Atenas, fueron durante centurias el s?mbolo espiritual de la cultura griega. En esos misterios se realizaba la ceremonia del pan dedicado a la diosa de los?cereales y del vino. Estos misterios les daban vida a los ritualistas, a quienes les ense?aban a comerse a su dios, en un acto figurativo que celebraban. Los griegos recibieron mucha influencia del oriente del mundo, la cual se manifiesta claramente con ocasi?n del culto de Afrodita, equiparada muchas veces a la Astart? sem?tica. Lo mismo sucede con el mito de Adonis (el Tamuz de los babil?nicos), el hermoso adolescente amado por Afrodita, que muere y renace cada a?o como la vegetaci?n en ?l personificada. Grecia, a su vez, tambi?n abri? las puertas a las influencias extranjeras. Los dioses egipcios, hasta entonces venerados en los puertos griegos por algunos extranjeros, fueron adheridos en el mundo hel?nico. Los adoradores de Isis y de Serapis se multiplicaron en las islas del mar Egeo, en Grecia, en Sicilia y en Italia.? Por la influencia de otras culturas, la mitolog?a griega se alter? para alcanzar un desarrollo extraordinario. Mientras los antiguos mitos hablaban de la Moira o destino implacable para los hombres, ahora la Tych? ocupaba el nuevo inter?s: era lo caprichoso, el Azar sobre la necesidad, lo que m?s ocupaba sus mentes.

CRISTO CRUCIFICADO, LOCURA PARA EL MUNDO: LA LOCURA DE LA PREDICACI?N.

Si no os volv?is y os hac?is como ni?os no entrar?is en el Reino del Cielo (Mateo 18:3). Ese mismo Jes?s ense?? en su c?lebre oraci?n del Padrenuestro a pedir por el Reino y la voluntad del Padre.? Jes?s ense?? sobre el agua y el Esp?ritu. El agua es el s?mbolo de la limpieza, y en el libro de Lev?tico se nombra infinidad de veces en el acto del sacrificio. Isa?as 55: 1 dice: A todos los sedientos: Venid a las?aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.?En Jerem?as 17: 13 se escribe:??Oh Jehov?, esperanza de Israel! todos los que te dejan ser?n avergonzados; y los que se apartan de m? ser?n escritos en el polvo, porque dejaron a Jehov?, manantial de?aguas vivas.?
El agua est? presente como s?mbolo en todas las leyes rituales de purificaci?n de la carne en los sacerdotes que hac?an los sacrificios y lavaban los utensilios del templo (V?ase el libro de Lev?tico).

No har?n mal ni da?ar?n en todo mi santo monte;?porque la tierra ser? llena del conocimiento de Jehov?, como las aguas cubren el mar ... Sacar?is con gozo aguas de las fuentes de la salvaci?n (Isa?as 11: 9 y 12: 3). Porque yo derramar? aguas sobre el sequedal, y r?os sobre la tierra ?rida; mi Esp?ritu derramar? sobre tu generaci?n, y mi bendici?n sobre tus renuevos; y brotar?n entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas (Isa?as 44: 3-4). Lo que Jes?s le dijo a Nicodemo no es otra cosa que la locura de la predicaci?n: se cree porque se es nacido del Esp?ritu, porque se es oveja para creer.

El conocimiento acerca del nuevo nacimiento estuvo escrito en el Antiguo Testamento, fue reconocido por culturas paganas -como la griega-, pero el gran fariseo de la ley de Mois?s, el doctor Nicodemo carec?a de la sutileza del entendimiento para percibir su ense?anza en las Escrituras. Esa es la raz?n de la pregunta de Jes?s, una inquisici?n cr?tica, pues que le reconoce el t?tulo de maestro de la ley para confrontarlo con su falta de sabidur?a sobre el tema. Aparte de los textos antes enunciados, he aqu? otros m?s que se cuelan en los salmos y los profetas. La ley del Se?or es perfecta, que convierte el alma ... ( en hebreo meshibet se traduce tambi?n como restaura o renueva) (Salmo 19: 7). No har?n mal ni da?ar?n en todo mi santo monte; porque la tierra ser? llena del conocimiento del Se?or, como las aguas cubren el mar (Isa?as 11: 9). Esparcir? sobre vosotros agua limpia, y ser?is limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ?dolos os limpiar? (Ezequiel 36: 25). Las palabras del Se?or son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces (Salmo 12: 7). L?vame m?s y m?s de mi maldad, y l?mpiame de mi pecado. Purif?came con hisopo, y ser? limpio; l?vame, y ser? m?s blanco que la nieve (Salmo 51: 2, 7). Esparcir? sobre vosotros agua limpia, y ser?is limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ?dolos os limpiar? (Ezequiel 36: 25). ?Oh Se?or, esperanza de Israel! Todos los que te dejan ser?n avergonzados; y los que se apartan de m? ser?n escritos en el polvo, porque dejaron al Se?or, manantial de aguas vivas (Jerem?as 17: 13).

El salmo cl?sico de la Biblia, el n?mero uno en la numeraci?n en serie, comienza de esta manera: Bienaventurado el var?n que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley del Se?or est? su delicia, y en su ley medita de d?a y de noche. Ser? como ?rbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperar? (Salmo 1: 1‐3). Y este texto de Jerem?as, similar al anterior, habla sobre lo mismo:? Bendito el var?n que conf?a en el Se?or, y cuya confianza es el Se?or. Porque ser? como ?rbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echar? sus ra?ces, y no ver? cuando viene el calor, sino que su hoja estar? verde; y en el a?o de sequ?a no se fatigar?, ni dejar? de dar fruto (Jerem?as 17 :7‐8). Entonces el cojo saltar? como un ciervo, y cantar? la lengua del mudo; porque?aguas ser?n cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad (Isa?as 35: 6).?El agua y el Esp?ritu representan la limpieza y la fortaleza del poder de Cristo que borra el pasado y da la victoria, pero todo obra en el nuevo nacimiento.

Una gran ley es mostrada en texto de Juan cap?tulo 3: lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Esp?ritu es esp?ritu. La persona humana no puede por s? misma salir de la frustraci?n y del castigo del pecado. Pero la esencia misma del Esp?ritu es un poder y una vida que est?n por encima de la vida y el poder humanos, y cuando el Esp?ritu toma posesi?n de nosotros, la vida derrotada de nuestra naturaleza humana se transforma en la vida victoriosa de Dios. Nacer de nuevo es experimentar un cambio tan radical, que s?lo se puede describir como re-nacimiento o re-creaci?n.?As? dice Jehov?, Hacedor tuyo, y el que te form? desde el vientre, el cual te ayudar?: No temas, siervo m?o Jacob ... a quien yo escog?.?Porque yo derramar? aguas sobre el sequedal, y r?os sobre la tierra ?rida;?mi Esp?ritu derramar? sobre tu generaci?n, y mi bendici?n sobre tus renuevos;?y brotar?n entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas (Isa?as 44: 2).

Finalmente, Jes?s exhort? a Nicodemo a no maravillarse por lo que le acababa de decir acerca de la necesidad del nuevo nacimiento. El que es nacido del Esp?ritu nace sin saber que va a nacer, como cuando el viento sopla de donde quiere y nosotros ignoramos de d?nde viene o a d?nde va. El hijo que est? en el vientre de su madre no tiene idea de qui?nes lo formaron, no tuvo idea de su comienzo, no tuvo voluntad en su hechura. Asimismo es todo aquel que nace del Esp?ritu.? Jes?s le recalc? a Nicodemo que su imposibilidad para el nuevo nacimiento radicaba en su imposibilidad para recibir el testimonio de Jes?s: De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recib?s nuestro testimonio.? Si os he dicho cosas terrenales, y no cre?is, ?c?mo creer?is si os dijere las celestiales? (Juan 3: 11 -12).

Por eso el mismo ap?stol que escribi? ese evangelio expres? de una manera admirable el acto del nuevo nacimiento en su primera carta, cap?tulo 3: Mirad cual amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. Porque no puede ser de otra forma, sino a trav?s de la misericordia y de la gracia de Dios.

?C?sar Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

Publicado por elegidos @ 14:33
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