La regeneraci?n no requiere de la decisi?n humana, pero tampoco es necesario ?conocer una doctrina, o muchas doctrinas, como requisito para la salvaci?n. Afirmar que tomamos una decisi?n en favor de la regeneraci?n es condenable. Cualquiera que sostenga que es necesaria la decisi?n para ganar o mantener la salvaci?n, no ha entendido el verdadero evangelio. Pero al mismo tiempo, suponer que se debe conocer un set de doctrinas para ser salvo es igualmente pernicioso. En resumen, ni la decisi?n ni el adoctrinamiento hacen salvo al infiel.?
Por ejemplo, no es necesario presuponer la expiaci?n limitada como un requisito para ser salvo. Si ese fuese el caso, entonces habr?a una obra que aportar, lo cual invalidar?a el axioma b?blico de la salvaci?n por gracia, no por obras. Quiz?s la mejor prueba la aportar?a el hecho de la descripci?n b?blica del pecador:? ciego, muerto en delitos, enemistado con Dios, injusto, sin nada bueno en el coraz?n.?Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y ca?mos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.? Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades (Isa?as 64: 6-7).
En realidad, la humanidad ca?da cuando ruega, lo hace ante un dios que no puede salvar (Isa?as 45: 20).? El asunto estriba en que a?n el celo por Dios, debe seguir el par?metro del conocimiento. Entonces, ?es necesario un conocimiento previo para la salvaci?n?? Hab?amos afirmado al principio que conocer doctrina b?blica no capacita al hombre para salvarse.? Sin embargo, pareciera ser que la misma Escritura habla de un conocimiento impl?cito en la persona redimida. ?Qu? fue primero, el conocimiento o la salvaci?n?? Al menos, en Romanos 10: 3 se anuncia que el conocimiento implicado en la redenci?n se relaciona con la justicia de Dios.? Esa justicia es la que coloca a Dios como justo y salvador. Esta justicia se revela en el evangelio (Romanos 1: 17). Pero el evangelio se muestra encubierto en aquellos que se pierden, en parte porque el dios de este siglo les ceg? el entendimiento a los que no creen, para que no les alumbrara la luz del evangelio de Cristo (la justicia de Dios).? De manera que los que no creen en el evangelio est?n perdidos.?
Aunque se hace necesario el conocimiento de la justicia de Dios, tomar una decisi?n por Cristo para la regeneraci?n, o asumir el conocimiento y manejo doctrinal b?blico, no hace apto al hombre para que su celo por Dios le cuente como aval. Pero Dios da a su gente la fe necesaria para la regeneraci?n por medio del evangelio.? Esta buena noticia se apoya en la naturaleza de Cristo, as? como en el prop?sito de su obra redentora.? Parece sencillo, cuando recordamos que Jesucristo dijo en una c?lebre plegaria que la vida eterna consist?a en conocer a Dios y a Jesucristo, a quien ?l hab?a enviado.?
El conocimiento del evangelio es fruto de la regeneraci?n, no su prerrequisito. Pero, c?mo entender esto, ya que creemos lo que conocemos, no lo que ignoramos. Pablo hab?a estimado de mucha utilidad la predicaci?n del evangelio, pues dijo: ?c?mo oir?n, si no hay quien les predique??De all? que la proclamaci?n del evangelio es el mecanismo de la locura, estipulado por Dios, para la salvaci?n de la humanidad.?Quiso Dios salvar al hombre por medio de la locura de la predicaci?n (1 Corintios 1: 18- 21). Entonces no se niega la predicaci?n, pero lo que se afirma es que quienes han de creer son los ordenados para vida eterna, por lo cual creen el verdadero evangelio. ?Y qu? dice el verdadero evangelio? Que el trabajo de la cruz fue tanto suficiente como necesario para cada uno de los que conforman el pueblo del Se?or.
?Este evangelio predicado, locura de Dios en palabras que el Esp?ritu dio a Pablo, es la buena noticia conforme a ciencia. Esa es la semilla que cae en tierra buena para dar su fruto a su tiempo. Ese evangelio nunca anda diciendo que Dios se propuso salvar a cada miembro de la raza de Ad?n, sino que quiso m?s bien mostrar su amor para con sus escogidos.? Ese es el evangelio seg?n ciencia, o seg?n conocimiento, referido en Romanos 10, el cual no les fue conferido a los jud?os de los que hablaba el ap?stol.?
Las razones que da la Biblia son variadas, pero giran fundamentalmente en dos sentidos. El primero de ellos refiere al puro afecto de su voluntad, porque Dios as? lo quiso. Adem?s, busca en ello el prop?sito de la alabanza de su gloria. El segundo de ellos, ?se enfoca desde el plano humano, para que nadie pueda jactarse en su presencia. No habr? nadie de pie ante Dios que sea capaz de decir que por su sabia decisi?n de seguirlo, o por su esfuerzo en conocerlo, o por su celo manifestado, alcanz? o aprovech? la gracia ofrecida.? La ?nica gloria que se nos permite tener es la de la cruz de Cristo (G?latas 6: 14).
Parece ser que los que suponen que la expiaci?n es universal, esto es, que Cristo muri? por toda la humanidad en forma distributiva, ignoran el evangelio. Pero como dijimos al principio, el conocimiento no salva. Entonces, ?matar? la ignorancia? Pues que si el uno es la negaci?n del otro, ya que aqu?l no salva, ?ste no puede condenar. En esta aparente l?gica muchos tropiezan para su perjuicio. El fundamento de la confusi?n se apoya en el presupuesto del conocimiento humano, esto es, el conocimiento que un hombre muerto en delitos y pecados pueda tener de Dios.
?Pero no hab?amos dicho que Pablo cre?a en la predicaci?n del evangelio? Ciertamente, y ese anuncio implicaba conocer lo anunciado una vez que se ha expuesto.? La naturaleza de este conocimiento es lo que lo hace diferente de otro tipo de saber. Si los muertos entierran a sus muertos, si los ?rboles malos siempre dan frutos malos, entonces se hace necesaria la resurrecci?n.? Como a L?zaro se le dijo ven fuera, a los destinados para vida eterna se les da el coraz?n de carne en el d?a del poder de Dios. Es en el nuevo nacimiento cuando se abren los ojos para comprender la predicaci?n que salva. No es por la predicaci?n que la gente llega a creer, sino por la vivificaci?n del Esp?ritu que opera en el anuncio del evangelio, de la buena noticia. Y no ser?a buena noticia para aquel que se le ha negado su comprensi?n.?
La persona regenerada cree el evangelio en su totalidad, no en partes. Adem?s, el evangelio es uno y completo.? Es la justicia de Dios, la propiciaci?n oficiada por nuestros pecados, los del pueblo que Dios tuvo a bien escoger desde antes de la fundaci?n del mundo. uan 6: 44 lo declara en forma simple:?Ninguno puede venir a m?, si el Padre que me envi? no le trajere; y yo le resucitar? en el d?a postrero.?Pero si este texto no fuese suficiente, veamos este otro que parece definitivo: pero vosotros no cre?is, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho (Juan 10: 26). En este ?ltimo verso, la cualidad de ser precede al hacer. Se es oveja, luego se cree. La l?gica jud?a de entonces, la l?gica torcida de hoy, parece colocar la premisa en forma invertida: creo para poder ser oveja.?
La salvaci?n pertenece al Se?or, y cuando ?l salva a alguien tambi?n le da el conocimiento de la verdad. Conocer la verdad nos hace libres. Libres de las ataduras de la ley, de los mandamientos de las religiones, de la manipulaci?n de los que se llaman a s? mismos hombres de fe. Nos hace libres de los fariseos que colocan piedras pesadas para mover, de nuestra limitaci?n natural para agradar a Dios. Porque la promesa que le fue dada a Jes?s se mantiene por la fidelidad de quien la prometi?: Ver? el fruto de la aflicci?n de su alma, y quedar? satisfecho; por su conocimiento justificar? mi siervo justo a muchos, y llevar? las iniquidades de ellos (Isa?as 53: 11).? Ese conocimiento es acerca de ?l, el cual no es otro que la fe en ?l, por la cual el hombre le ve y le conoce como el Se?or su justicia. Al mismo tiempo, su conocimiento puede implicar tambi?n la comuni?n que ?l ha tenido con su pueblo. Por supuesto, todo esto concuerda con la doctrina de la justificaci?n a trav?s de la fe del Nuevo Testamento (V?ase Gill. Comentarios de la Biblia). ?
Pero no solamente hay restricci?n en la justificaci?n de Jes?s, cuando el profeta precis? que salvar?a a muchos, que no a todos, sino tambi?n cuando el ?ngel le anunci? a Mar?a acerca de lo que acontecer?a: ?Y dar? a luz un hijo, y llamar?s su nombre?Jes?s, porque ?l salvar? a su pueblo de sus pecados (Mateo 1:21). De nuevo la restricci?n limitada a su pueblo. Cuando a Zacar?as se le anunci? el nacimiento de Juan el Bautista como el anunciador del Mes?as, el ?ngel le anim? con palabras inspiradas referentes a la gran labor de Juan. Le dijo:?Y har? que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Se?or Dios de ellos (Lucas 1: 16).? Esa era una labor especial de Juan, quien tendr?a el Esp?ritu desde el vientre de su madre, apartado para una misi?n especial. En efecto, Dios ha podido salvar a toda la raza humana, o ha podido igualmente condenarla toda. Sin embargo, quiso apartarse un pueblo para s? mismo (a muchos individuos), por el afecto de su voluntad, para su gloria, y para beneficio de la humanidad ca?da.? Es cierto que se anuncia a todos los llamados a venir a las aguas, se dice que el que quiera venga. Pero el problema, como lo dijo Isa?as en la cita arriba mencionada, es que nadie quiere lo bueno. Es all? cuando el Esp?ritu entra y vivifica de acuerdo a la voluntad de quien elige, para que el prop?sito permanezca de esa manera.
La regeneraci?n proviene de Dios que justifica, por medio de su justicia que es Cristo. No depende de nuestra decisi?n, de nuestro querer o correr, sino de la voluntad de Dios. Tampoco depende del manejo doctrinal que hagamos, pero? el celo por Dios conforme a ciencia es comprender su justicia que es Cristo. Ese es el conocimiento del Se?or que salva a muchos.
C?sar Paredes
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