Jueves, 14 de abril de 2011

La palabra predestinaci?nviene de dos palabras griegas: pro-orizo.Implica este concepto algo predeterminado que no puede cambiar. No presupone unfatalismo, como en la tesis del Islam, sino la gran esperanza delcristiano.? Es Dios el que predestina, elhombre no tiene ni arte ni parte en esa decisi?n. Sabidur?a, amor, gracia ybondad envuelven este t?rmino, pero centrado en el eje de la soberan?a de Dios.Dios hace como quiere en el cielo y con la gente en la tierra, fueron laspalabras de Nabucodonosor, rey de Babilonia, cuando Dios lo volvi? de la locuraa la raz?n.

En Efesios 1 Pablo habla ?de un que Dios nos predestin? de acuerdo alplacer de su voluntad. Entendemos que la voluntad de Dios es agradable yperfecta, por lo tanto su predestinaci?n tambi?n lo es. De all? que Pedro loconfirma en su segunda carta, pues dice que Dios es paciente para con nosotros, sino que no desea que ninguno se pierda. Recordemos eldestinatario de Pedro, el cual es anunciado en el verso 1 del cap?tulo 1: a los que hab?is alcanzado, por la justiciade nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que lanuestra.? El Esp?ritu de Dios llevaal ap?stol a traer a la memoria este destinatario, en el inicio del cap?tulo 3:Amados, esta es la segunda carta que osescribo, bajo el prop?sito de contraponerlo con el conjunto de burladores de los postreros d?as que se preguntar?an ?D?nde est? la promesa de la venida de Cristo?, los cuales ignoran voluntariamente el poder de la palabra de Dios al hacer los cielos, y tambi?n la tierra. Denuevo, el verso 8 reitera el llamado al destinatario de la carta: oh amados, de manera que el nosotros del verso 9 presupone porfuerza discursiva y textual un mismo destinatario, los que hemos alcanzado por la justicia de nuestro Dios y SalvadorJesucristo, del verso 1. Por si fuera poco, el pronombre posesivo deprimera persona singular es llamado a reiterar la unicidad del destinatariojunto con el escritor de la carta, bajo un mismo objetivo: una fe igualmente preciosa que lanuestra.

El que todosprocedan a arrepentimiento tiene que ver con el objeto de la paciencia deDios, sus amados, el nosotros deltexto, los que habr?n de alcanzar tambi?n unafe como la nuestra del enunciadoprevio. As? como en el G?nesis Dios orden? la luz, la aparici?n de las aguas,de todo ser viviente, todo ejecutado bajo el mandato de su palabra, Pedroanuncia que ?l est? esperando sujeto a esa pre-ordenaci?n de la palabra eterna.Esto se desprende del contexto en que es enunciado el contenido de la carta,pues no es otro que el poder de la palabra diciente de Dios. Si ?l ha ordenadotodo el mundo f?sico, terrestre y celeste, entonces su Hijo tambi?n vendr? porsegunda vez, bajo el presupuesto de esa palabra hablada y prometida. Esapromesa es para los amados que hanrecibido o alcanzado una fe por medio de la justicia de Dios y de Jesucristo.

La justicia de Dios por medio de la fe enJesucristo (Romanos 3: 22), Al que noconoci? pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fu?semos hechos justicia de Dios en ?l (2 Corintios5: 21), Mas por ?l est?is vosotros enCristo Jes?s, el cual nos ha sido hecho por Dios sabidur?a, justificaci?n, santificaci?n yredenci?n (1 Corintios 1: 30).? Ahorabien, Dios no decret? una salvaci?n universal, es decir, para todos los seresde la raza humana. Si as? lo hubiera hecho, entonces el Fara?n, Ca?n, Judas, yun gran etc?tera, estar?an a salvo de su ira. Su paciencia tampoco est?referida en forma universal, pues jam?s volver?a a la tierra, ya que humanamentees imposible que en forma absoluta todos y cada uno de los hombres searrepienta.

Dios no decret? la salvaci?n de las cabras, sinosolamente de las ovejas. Examinemos por un momento el cap?tulo 10 del evangeliode Juan, pero tengamos en mente lo referido en Mateo: ?y ser?nreunidas delante de ?l todas las naciones; y apartar? los unos de los otros,como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. (Mateo 25: 32). ?En Juan 10, Jes?s habla en par?bolas con susdisc?pulos y con otros jud?os y les va anunciado que el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que subepor otra parte, ?se es ladr?n y salteador, pero el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A ?ste abre el portero, y las ovejas oyen suvoz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. Ac? se manifiesta laparticularidad de la salvaci?n, pues cada oveja tiene su nombre y cada una deellas oye la voz del pastor, quien va delante de ellas de manera que las ovejasle siguen porque conocen su voz. Por supuesto nadie entendi? lo que dec?a, pueshablaba en alegor?a, de manera que volvi? a decirles en el intento declarificar aquello que hab?a hablado: Decierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Yo soy la puerta; el que por m? entrare,ser? salvo; y entrar?, y saldr?, y hallar? pastos. Yo soy el buen pastor;?el buen pastor su vida da por las ovejas.Yosoy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las m?as me conocen, as?como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre;?y pongo mi vida por lasovejas. Por esta aclaratoria el grupo de jud?os volvi? a disentircon Jes?s bajo el argumento de que ten?a demonio y que estaba loco o fuera des?.? M?s tarde, en otra oportunidad,cuando Jes?s andaba por el p?rtico de Salom?n, fue rodeado por los jud?os quele dec?an: ?Hasta cu?ndo nos turbar?s elalma? Los jud?os indagaban pero no ten?an abiertos sus ojos, suentendimiento estaba entenebrecido, como lo hab?a anunciado el profeta Isa?as,como lo hab?an proclamado otros, bajo el mismo designio del Alt?simo. De estaforma Jes?s intervino y les dio esta gran declaraci?n: ?vosotrosno cre?is, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho (verso 26). Acontinuaci?n agrega con un argumento por v?a en contrario: Mis ovejas oyen mi voz, y yo lasconozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecer?n jam?s, ni nadielas arrebatar? de mi mano. Contin?a Jes?s hablando, y recalca que MiPadre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de lamano de mi Padre.

El requisito para recibir conagrado la buena nueva de salvaci?n es ser oveja y no cabra, como se desprendede lo antes expuesto. De igual forma, Dios es paciente para con sus ovejas - elnosotros de Pedro -, no queriendo queninguna perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Esto pone enevidencia otro elemento de importancia teol?gica, y es que no importa queseamos ovejas, la salvaci?n conlleva impl?cita una serie de mecanismos, derecorridos, los cuales las ovejas han de realizar, y el arrepentimiento es unode ellos, como lo demuestra Pedro. El Padre le ha dado las ovejas a Cristo, porlo cual ninguna se perder?, de manera que Pedro est? seguro de esa promesa queproviene de la palabra de Dios. Esa palabra es tan cierta y cargada de poder,que fue la misma usada para la creaci?n de los cielos y la tierra, por lo cualno puede fallar. De manera que todo concuerda bajo la coherencia de lasoberan?a de Dios, por lo cual leemos acerca de la c?lebre oraci?n de Jes?s enJuan 17: ?no ruego por el mundo (por las cabras), sino por los que me disteis (las ovejas), y por los que habr?n de creer por la palabra de ellos (las otrasovejas que no son de este redil, pero que debe traer - Juan 10: 16).? Si el buen pastor dio su vida por las ovejas,entonces no la dio por los cabritos.

Es por eso que predicamos elevangelio, para que las ovejas entren por la puerta del redil, de manera quealcancen la paciencia de Dios y la justicia de Dios en Jesucristo. En esto nohay contradicci?n, sino maravilla y seguridad.

C?sar Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

Publicado por elegidos @ 12:33
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