Jueves, 07 de abril de 2011

En m?ltiples oportunidades este profeta nos confronta con el hecho de la insistencia del coraz?n humano en fabricarse ?dolos. En su ?poca este asunto era mucho m?s tangible que hoy d?a, aunque ciertamente en nuestro tiempo el problema se avizora m?s grave. Los ?dolos de antes eran concretos, de metal, de barro y de madera. Manten?an la figura de lo que se supon?a era la divinidad, y ante ellos la gente se postraba para adorar y rendirle culto. Hoy se contin?a en la misma tradici?n, aunque con la sutileza de colocarle nombres b?blicos, referirlos a personajes hist?ricos recogidos en las p?ginas de la Biblia, para endorsarles el grado de permisividad que presupone la santidad.

Si antes se adoraba a las im?genes de una rana, a un toro, a un perro, a un le?n, hoy se camufla el mismo acto frente a la efigie de Pedro, Pablo, Santiago, Mar?a, Jes?s, entre muchos otros. La pregunta que Dios lanz? junto al profeta Isa?as sigue vigente: ?A qu? me har?is semejante? Pero m?s all? de lo tangible? presentado por los mu?ecos fabricados en yeso, madera o metal, en el coraz?n humano se construye espacio para albergar el recuerdo de prototipos, h?roes, dobles de los seres m?ticos de las leyendas urbanas que ocupan las aspiraciones e intereses de nuestro coraz?n. Esos imaginarios seres de f?bula viajan con nosotros, sustituyendo la imagen del Dios invisible y revelado. Ahora puede ocupar m?s la autoimagen ante los dem?s que la huella de la palabra revelada en nosotros.

Jehov? nos dijo a trav?s de Isa?as: Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno (Isa?as 44: 8). El gran mandato b?blico nos exhorta a amar a Dios con todo nuestro coraz?n y por sobre todas las cosas, de manera que un ?dolo es el objeto que roba esa atenci?n especial, no importa como la llamemos, persona, imagen, recuerdo o palabra. Todo aquello que sustituye el objeto de nuestra adoraci?n o veneraci?n es un ?dolo instaurado en la m?dula del coraz?n que es de donde salen los pensamientos. En lugar de ser testigos del Alt?simo es factible ser testigo de los ?dolos.

Los formadores de im?genes son vanidad, y ellos mismos son testigos para su confusi?n, de que los ?dolos no ven ni entienden (Isa?as 44: 9). El testigo tiene la capacidad de ver un evento y reportar lo que sucede. El que da testimonio de los ?dolos testifica de su vanidad, pues se postran y ruegan dici?ndoles: L?brame, porque mi dios eres t?. No saben ni entienden; porque cerrados est?n sus ojos para no ver, y su coraz?n para no entender (Isa?as 44: 17-18). Jehov? tambi?n le informa a su profeta que ?l deshace las se?ales de los adivinos, y enloquece a los agoreros (Isa?as 44: 25). Pero tambi?n est? contra la astrolog?a y sus practicantes: Ser?n como tamo, fuego los quemar?, aquellos que son contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendr? sobre ellos (Isa?as 47: 13-14).

Esto sugiere que un sinn?mero de pr?cticas paganas se pretend?an validar dentro de la adoraci?n al Dios de la Biblia. Sin embargo, su rechazo es absoluto. De igual forma, hoy d?a la instituci?n eclesi?stica ha dejado permear ciertas pr?cticas en sus miembros. Dicho de otro modo, los denominados cristianos tambi?n consultan a las estrellas, o leen los hor?scopos, simulando obtener una informaci?n que les resulta jocosa. Algunos m?s atrevidos se hacen leer la palma de las manos, otros tocan madera para enfatizar que algo bueno debe sucederles. Incluso hay quienes practican el Halloween o la fiesta de brujas para mantenerse a tono con un acontecimiento social y cultural, de manera que sus ni?os no sientan que est?n marginados del resto del grupo. Otros mantienen una Biblia abierta en las salas de sus casas, tal vez en un salmo o en algunas palabras de Jes?s, pues suponen que eso espanta los malos esp?ritus, o les ayuda a que todo salga bien. A lo mejor otros portan cruces, las cuelgan de sus cuellos, como amuleto de resistencia al mal. Hay quienes repiten oraciones, o el Padrenuestro en forma habitual, pues esa es la oraci?n modelo. Algunos prefieren la oraci?n de sus pastores porque la suponen m?s cercana a Dios.

Son indecibles los mitos construidos en torno a la espiritualidad, que no en vano se ha advertido innumerables veces en las Escrituras a que nos guardemos de los ?dolos. Todo lo que robe la presencia de Dios en nuestras vidas es indudablemente un ?dolo. El es el Dios invisible, y nosotros somos el pueblo del libro. Lo que se nos ha encomendado es a leer y aprender esa palabra para que podamos meditarla, de tal forma que traigamos sabidur?a al alma, consuelo en medio de los problemas y vicisitudes que a diario nos presenta el mundo. La Biblia es para estudiarla (escudri?arla), pues en ella nos parece que est? la vida eterna.

Nuestro coraz?n no puede nunca estar en terreno neutro: o est? inclinado a Dios, o busca acomodo hacia los ?dolos, cualquiera sea sus m?ltiple y sutil manifestaci?n. ?

A su pueblo Dios les dice: Por amor de mi nombre diferir? mi ira, y para alabanza m?a la reprimir? para no destruirte. He aqu? te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicci?n.? Por m?, por amor de m? mismo lo har?, par que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la dar? a otro (Isa?as 48: 9-11). O se honra a Dios, o se honra al ?dolo.

C?sar Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

Publicado por elegidos @ 15:44
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