Mi?rcoles, 23 de marzo de 2011

Un veneno ha infectado a la cristiandad en la tierra, como la levadura que leuda toda la masa. De esta forma un fen?meno impactante pretende agobiarnos, el argumento de cantidad, que nos anuncia el ?nfimo n?mero de los creyentes en la verdad frente a la inmensa mayor?a de la poblaci?n mundial. Como en la ?poca del antiguo El?as, una bofetada nos arrincona en la cueva para preguntarnos ?por qu? tan pocos hemos quedado? O tal vez prefiramos las palabras elocuentes de Isa?as, Se?or, ?qui?n ha cre?do a nuestro anuncio?

Si la doctrina de la predestinaci?n aparece ante muchas personas obscura y peligrosa, eso se debe - en palabras de Lutero - no a lo abstruso del concepto sino a la luz opaca de quien investiga. Acercarse a la l?mpara conviene para resolver el problema de las tenues palabras que no se distinguen en su contexto. No hay un misterio escondido en la voluntad de Dios, pues en ese caso la revelaci?n hubiese sido in?til. Dios no se revel? en f?rmulas matem?ticas para que sac?semos sumas perfectas, sino en palabras y en el lenguaje dado a los humanos. De manera que la interpretaci?n de su revelaci?n tambi?n est? sujeta a nuestra dimensi?n del espacio-tiempo. Para ello fue enviado el Esp?ritu Santo, como un agente operador que tiene entre tantas funciones la de guiarnos a toda verdad. El discierne la mente del Se?or, de manera que si la Palabra Revelada es parte de su mente, entonces con esa directriz encontraremos el sentido. Pero insisto, no hay nada oculto, sino cosas dif?ciles de entender a simple vista. M?s bien, cosas impactantes para la mente natural, la cual se resiste a creer que semejante Dios se muestra a s? mismo como el ?nico Dios.

Para ello el hombre alega lo abstruso del contenido revelado. Frente a los impedimentos que se suponen generados por tal complicaci?n interpretativa, pasa a proponer soluciones deformadoras de la verdad manifiesta. En realidad, la doctrina de la predestinaci?n va ?ntimamente ligada a la doctrina de la soberan?a de Dios, y viene a ser una dimensi?n esencial del evangelio de Cristo. Entonces, el sentido ir?nico y cruel que se proponen los defensores de Dios yace en el hecho de pretender opacar el poder de la gracia para animar, entusiasmar y reconfortar al pecador perdido.

El objetivo principal de esta doctrina no consiste en mostrar los misterios grandiosos encerrados en la voluntad de un Dios absolutamente poderoso, sino el de hacer recordar a los elegidos que nadie nos podr? separar del amor de Dios en Cristo. La llamada de la gracia es selectiva, la voluntad divina tocante a la salvaci?n no es universal. El llamado es para los individuos, no para las colectividades, independientemente de que la sumatoria de los elegidos implique una gran multitud.

De suma importancia resulta recordar que el sentido del vocablo todo nos lleva por dos caminos. Una v?a colectiva y otra distributiva.? Cuando una proposici?n ling??stica nos dice: Toda Espa?a celebra la ca?da de Franco, se pretende establecer uno de los dos sentidos siguientes: todos y cada uno de los espa?oles celebran el hecho hist?rico enunciado, o muchos espa?oles lo celebran. En el primer caso estamos frente a un todo de ?ndole distributivo, en donde la celebraci?n enunciada se atribuye a cada individuo humano que habita en Espa?a. En el segundo caso, la referencia va sugerida en forma colectiva, como cuando se dice una falacia por inclusi?n. En este segundo ejemplo, hay una generalizaci?n hacia todos los espa?oles, pero en una forma colectiva, lo cual deja campo abierto para la disidencia, ya que no se refiere a cada uno de los habitantes de Espa?a, sino a una gran colectividad.

Asimismo, en la Biblia encontramos innumerables pasajes en los que el adjetivo todo va referido a un grupo colectivo y nunca distributivo. Y eso hay que tenerlo presente a la hora de dilucidar los pasajes abstrusos que espantan a los deformadores de la predestinaci?n. Y sal?an a ?l toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusal?n; y eran bautizados por ?l en el r?o Jord?n, confesando sus pecados (Marcos 1:5). ?Pero hab?a en la sinagoga de ellos un hombre con esp?ritu inmundo, que dio voces,?diciendo: !Ah! ?qu? tienes con nosotros, Jes?s nazareno? ?Has venido para destruirnos? S? qui?n eres, el Santo de Dios (Marcos 1: 23-24). Sabemos que no todos los de Judea ni los de Jerusal?n fueron bautizados en ese momento, pues los escribas, fariseos, saduceos y mucho pueblo en general no lo hicieron. Tampoco lo hizo ese endemoniado del relato contado en el mismo cap?tulo 1 de Marcos. Todo ello nos lleva a comprender que se trata de un todo colectivo y no distributivo a cada elemento de la poblaci?n.

Con una premisa silog?stica cl?sica podemos ilustrar lo que afirmamos arriba:

Todos los hombres vivos tienen sangre en las venas

Salom?n es un hombre vivo

Salom?n tiene sangre en las venas.

Este Todos es absolutamente distributivo a cada ser humano, y no un simple colectivo. De esa forma la premisa puede ser universal y v?lida.

Pero sigamos con el relato de Marcos 1 que contin?a habl?ndonos al respecto: Cuando lleg? la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que ten?an enfermedades, y a los endemoniados; y toda la ciudad se agolp? a la puerta. Y san? a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y ech? fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conoc?an (Marcos 1: 32-34).? Imposible, por dem?s, que toda la ciudad haya cabido agolpada en la puerta, si se refiriese a cada uno de los habitantes de ella en forma distributiva. De manera que es un todo colectivo.? De igual forma, segu?an quedando por fuera los escribas, fariseos y la gente com?n que no ten?an nada que ver con Jes?s. Tambi?n qued? mucha gente enferma, como se demuestra por otros relatos, en que Jes?s hubo de sanar a muchos otros enfermos. De manera que no le trajeron a todos los enfermos en forma distributiva, sino en forma colectiva.

Teniendo presente esta aclaratoria, el creyente interesado en leer toda la Biblia podr? enfrentarse a esos pasajes que para los deformadores de la predestinaci?n son abstrusos, pero que para una mente debidamente informada e interesada en buscar la luz ya no son un obst?culo para su debida comprensi?n, pues la Escritura no puede contradecirse jam?s. Porque de tal manera am? Dios al mundo, para que todo aqu?l que en ?l crea no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16) . ?Am? Dios a todo el mundo? ?Ese amor inclu?a a Judas, a Ca?n, a Esa?, a Fara?n, a los que han sido destinados para perdici?n de los cuales la condenaci?n no se tarda? ?Ama Dios al hombre malo, cuando dice que todos los d?as est? ?l airado contra el imp?o? ?Ama Dios al malo que ha escogido para el d?a malo? (Proverbios 16:4).?

No queriendo que ninguno perezca, sino que todos sean salvos. ?Qui?nes son los todos de este texto de Pedro? ?Ser? toda la humanidad? ?No hay un referente en la misma carta? Son los Amados descritos en el verso 1 del cap?tulo 3 de su Segunda Ep?stola, ya referidos antes como destinatarios principales en el inicio de la misma, en el cap?tulo 1: ?a los que hab?is alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra. Estos son los todos que el Se?or no quiere que perezcan.

Otro texto que se cruza muchas veces en nuestro camino, lanzado en forma especial como dardo de fuego por aquellos que pretenden deformar la doctrina de la predestinaci?n es el de Pablo a Timoteo.? Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que est?n en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2: 1-4). ?Frente a este enunciado caben varias interrogaciones: 1) ?Qui?nes son todos los hombres? 2) ?Ser? posible predicarles a todos y a cada uno de los hombres del planeta? 3) ?Fue posible siquiera anunciarles a todos el evangelio en el tiempo en que Pablo da este anuncio de parte de Dios? ?4) ?Acaso no se le impidi? a Pablo ir a Asia - y varias veces - por el mismo Esp?ritu de Dios? 5) ?Hay acaso una contradicci?n entre este deseo de salvar a todos los hombres y el mandato del Esp?ritu de no ir a Asia, en aquel entonces? 6) ?Si Dios quiere que todos los hombres en forma distributiva sean salvos, entonces para qu? predestin? a Esa? para perdici?n, o a los malignos de la carta de Pedro y de Judas, de los cuales se dice que han sido puestos para presa y destrucci?n, y que la condenaci?n no se tarda? 7) ?Por qu? Dios endureci? el coraz?n de Fara?n? 8) ?Por qu? tantas personas a las que se les anuncia el evangelio lo rechazan? 9) ?Por qu? el Esp?ritu Santo que es todopoderoso no produce el nuevo nacimiento en cada uno de los habitantes del planeta? Finalmente, bastar?a detener el c?mulo de preguntas con la interrogante que pudo haber sido la inicial: 10) ??Qui?nes son esos todos enunciados al principio del cap?tulo 2, acaso no implican un colectivo muy particular como los reyes y los que est?n en eminencia, con un prop?sito particular, para que vivamos quieta y reposadamente??

Ciertamente, esas rogativas para salvaci?n no hacen forzosamente referencia al rescate del alma, sino a una salvaci?n social y pol?tica, dado el contexto de la aplicaci?n por los que se habr?n de hacer rogativas: reyes y hombres en eminencia. Jes?s en una oportunidad san? a diez leprosos, eso no implic? que los salvara de su condenaci?n eterna. Por cierto, solamente uno de ellos se regres? a darle las gracias. Cuando en otro texto se nos dice que si hacemos que nuestro hermano vuelva del error en que est? habremos salvado de muerte un alma y cubierto multitud de pecados, ?tratar? ese texto de probar que nosotros tenemos la capacidad salv?fica del rescate de las almas y de la eliminaci?n del pecado? Si eso es as?, entonces la salvaci?n es por obras y no por gracia, y cada uno es due?o y se?or de su destino, un peque?o todopoderoso capaz de salvar eternamente a su pr?jimo.? Afortunadamente el texto en cuesti?n habla del hermano, lo cual supone hijo del mismo Padre. All? hay una lecci?n que aprender, una comprensi?n qu? hacer, un contexto el cual mirar. Somos part?cipes en el amor unos con otros, dentro de la iglesia, y en medio de los problemas rescatamos a los hermanos que sufren ca?das, pero lejos de nosotros el arrogarnos la posibilidad salv?fica que solamente pertenece a la divinidad.

Alguna vez alguien dijo sabiamente: los textos fuera del contexto, son un pretexto.

C?sar Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

Publicado por elegidos @ 10:30
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