La palabra de la cruz es locura para el mundo (a los que se pierden) , pero quiso Dios salvar al mundo por medio de la locura de la predicaci?n. Pues est? escrito:?Destruir? la sabidur?a de los sabios,? Y desechar? el entendimiento de los entendidos (1 Corintios 1: 18-21). ?No ha enloquecido Dios la sabidur?a del mundo?...agrad? a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicaci?n.? La raz?n parece afirmarse m?s adelante, en el cap?tulo 2 verso 14: Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Esp?ritu de Dios, porque para ?l son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
Esta parece ser una regla de oro en la teolog?a de la salvaci?n.? Existe una necesidad de discernir las cosas espirituales en forma espiritual.? Bajo ese a priori el hombre natural se encuentra desarmado, deshabilitado, impedido para siquiera procurar desear su conversi?n al verdadero Dios. Unos piden se?ales, otros demandan sabidur?a, pero el evangelio expone a Cristo crucificado, el cual ha venido a ser tropezadero, la piedra sobre la que muchos tropiezan y caen, y para la gran mayor?a de la gente una locura.? El Dios todopoderoso haci?ndose impotente, el Dios de justicia convirti?ndose en ajusticiado.? El Dios liberador lleg? a ser un prisionero romano bajo el movimiento religioso jud?o. Como el hombre natural no tiene las herramientas adecuadas para discernir este fen?meno espiritual, entonces decreta que es una locura siquiera el pensar en ello. Como consecuencia, quienes creemos en estos eventos hist?ricos somos declarados locos.
Pero eso que parece insensato a los ojos de la humanidad se dice no solamente de nosotros sino de Dios mismo. No obstante, esa insensatez divina, esa debilidad en la cruz, ha venido a ser mucho m?s fuerte que todos los hombres juntos, pues de esa forma se ha manifestado la sabidur?a de Dios. Cristo es la gran sabidur?a de Dios mostrada al mundo, pero los sabios seg?n la carne la han desechado, y de esta manera lo fuerte y lo sabio del mundo queda avergonzado frente a esa debilidad y locura divina.?
Dentro del pueblo de Dios no hay muchos nobles, ni muchos poderosos, ni muchos sabios seg?n la carne; m?s bien lo necio del mundo, lo que no es, escogi? Dios para avergonzar a esos sabios y fuertes del mundo. Lo vil y lo menospreciado del mundo escogi? Dios para deshacer lo que es, con la ?nica finalidad de que nadie se jacte en su presencia ( 1 Corintios 1: 20-29).
El hombre no parece mostrar ning?n tipo de libertad, pues se es esclavo del pecado o se es siervo de Jesucristo. Dios arrastra a quienes ?l quiere llevar hacia Cristo, los toma del coraz?n, con cuerdas de amor - como dijo uno de los profetas.? El Esp?ritu Santo opera de tal forma que procura y realiza el nuevo nacimiento. Esto no depende del que quiere ni del que corre (como si hubiere quien quisiere y corriere), sino de la soberan?a absoluta de Dios. Uno de los ladrones de la cruz quiso pedirle a Jesucristo que se acordara de ?l cuando viniera en su reino, pero el otro hizo mofa del Dios colgado que no pod?a salvarse a S? mismo.? Uno de ellos entendi? el mensaje del evangelio, el otro lo ignor?.? Los dos fueron criminales convictos, temibles, condenados a la ejecuci?n bajo el dominio romano.? Lo m?s seguro es que ambos hab?an escuchado de ese Jes?s hacedor de maravillas - como sol?a decir la gente respecto de ese Maestro manifestado a los hombres, seg?n tambi?n relat? Josefo el historiador.
Ese Jes?s que estaba siendo sacrificado como Cordero para la expiaci?n del pecado de su pueblo, hab?a dicho que nadie podr?a ir a ?l a menos que el Padre que le envi? lo trajere. Si lo que Jes?s dijo es cierto, entonces el ladr?n en la cruz no pudo salvarse a s? mismo, simplemente acudi? al Se?or llevado por el Esp?ritu bajo el fundamento de la predestinaci?n del Padre eterno e inmutable.? Esa obra del Esp?ritu se hizo en uno de ellos, no en el otro.? El otro fue dejado en su naturaleza corrompida y enemiga de Dios, pero la misericordia fue manifestada solamente a uno de los dos ladrones.
La gracia divina es la ?nica salvadora, manifestada de muchas maneras: en la operaci?n del nuevo nacimiento por el Esp?ritu, que como el viento de donde quiere sopla; esa gracia se evidencia? tambi?n en la cruz de Cristo, como Cordero inmolado para establecer la pacificaci?n entre su pueblo escogido y el Padre; ?de igual forma, su causa es la voluntad sempiterna del que elige, y no por las obras humanas.? El que comienza la obra en alguno ciertamente la acabar?, pues que eso es producto de su amor eterno.? La humanidad entera est? en sus manos, como los dos ladrones de la cruz, uno fue hecho un vaso para honra, el otro un vaso para deshonra. No fueron sus obras malas o buenas las que demarcaron sus destinos. Eso otorga toda la soberan?a a Dios, lo cual enerva el orgullo de la naturaleza humana, que se rebela y renuncia a gritar Se?or, s?lvame que perezco.
Las cosas espirituales han de discernirse espiritualmente, pero al hombre natural les parece locura.? Lo il?gico de todo este asunto es que Dios inculpa a aquellas personas destinadas por ?l mismo para condenaci?n eterna; por otro lado, prolonga la misericordia a aquellos a quienes ha amado con amor eterno. Pero eso es il?gico o prueba de locura para el hombre natural.? En cambio, ese tipo de predicaci?n descubre otra categor?a de locura, la que salva al elegido.? Lo necio del mundo, lo que no es, lo poco noble, lo falto de sabidur?a, escogi? Dios para deshacer lo que es y se supone sabio entre los hombres. He all? tambi?n otra faceta de la locura de la predicaci?n, y ?por qu? no decirlo de una vez, de lo necio de Dios?? Pero eso que suena como necedad de parte del Dios soberano ha venido a ser m?s sabio que lo sabio de los hombres. Eso que parece ser repugnante para la naturaleza humana, ha venido a resultar el ?nico m?todo y camino de salvaci?n para la humanidad escogida.
Ciertamente la esclavitud contin?a por senderos diversos, pero sempiternos. De un lado los siervos del pecado son sometidos a la multiforme variedad de sus obras: pues manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicaci?n, inmundicia, lascivia, idolatr?a, hechicer?as, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herej?as, envidias, homicidios, borracheras, org?as, y cosas semejantes a estas (esto es un gran etc?tera).? De otro lado, la servidumbre a Cristo resulta en un andar en buenas obras preparadas de antemano, generando en nosotros un fruto espiritual de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,?mansedumbre, templanza (G?latas 5: 19- 23).
Dos senderos manifiestos, ambos pincelados de locura y de esclavitud, pero son tan diversos como la luz lo es de las tinieblas. En ambos caminos reposa la soberana mano de un Dios inmutable y perfecto, que no muestra sombra de variaci?n, lo cual se establece como arras o garant?a de lo invariable de nuestro destino. ?Buscad a Dios mientras puede ser hallado, llamadle, en tanto que est? cercano (Isa?as).
C?sar Paredes
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