Mi?rcoles, 03 de noviembre de 2010

Mas si el justo se apartare de su justicia y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el imp?o hizo, ?vivir? ?l? Ninguna de las justicias que hizo le ser? tenida en cuenta; por su rebeli?n con que prevaric?, y por el pecado que cometi?, por ello morir?. ?Este verso les trae complicaci?n a algunos creyentes, en especial cuando se ven acosados por los amantes del trabajo que conduce a la salvaci?n. ?Las justicias hechas con anterioridad a sus nuevos errores no ser?n tomadas en cuenta, de manera que m?s valiera el dicho Dios nos agarre confesados. Primero tenemos que responder a las siguientes preguntas: ?Se refiere este texto de Ezequiel a los verdaderos creyentes por la fe en Jesucristo? ?Est? dici?ndonos este conjunto de palabras que podemos caer de nuestra justicia y perecer por causa de la iniquidad?

El contexto referido en Ezequiel nos dice que el hombre de quien se habla ac? no es precisamente uno que sea justo y recto delante de Dios. ?Observemos que se est? hablando de alguien que tiene la posibilidad de apartarse de su justicia. ?Pero nuestra justicia es Cristo: Al que no conoci? pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fu?semos hechos justicia de Dios (2 Corintios 5:21). ?Por ello, ninguna persona que haya sido justificada por Cristo, o a trav?s de su justicia ante Dios, podr? de manera alguna volverse de esa justicia.?Justificados,?pues, por la fe, tenemos paz?para con Dios?por medio de nuestro Se?or Jesucristo. (Romanos 5:1). ?Este Dios eterno que se revel? por fe y para fe, opera sin frustraci?n. ?Pero en el texto de Ezequiel que nos ocupa, el hombre al que se refiere, a quien se dirige el profeta, no es el realmente justo. ??Est? amparado en su propia justicia. ?Y es a partir de esa supuesta justicia de donde tiene que devolverse, ya que muy a pesar de esa su justicia est? repleto de abominaciones, propias del hombre malvado. ?Por contraparte, no ser? posible volverse de la justicia de Cristo pues que en ella no hay maldad ni abominaci?n, sino satisfacci?n plena para con Dios.

Por eso no hay profetas en el Nuevo Testamento que recomienden volverse de la justicia de Cristo, por lo absurdo que eso ser?a. ?Ninguna persona que repose en la justicia de Cristo podr? jam?s perecer, por mucho que los torcedores del texto intenten hacer creer que el mensaje de Ezequiel se refiere a los justos de Dios. Como dijera John Gill: Hay m?s virtud en la justicia de Cristo para justificar a los creyentes que la que hubiera en los pecados de los creyentes mismos, para que sean condenados (Gill, John. La causa de Dios y Verdad. 1855). ?En otros t?rminos, la justicia de Cristo supera nuestra injusticia, nuestra incapacidad natural para producir justificaci?n ante Dios.

El personaje expuesto por Ezequiel es el que se supone justo delante de los hombres, pues que conf?a en su propia justicia, como tambi?n lo cita el mismo profeta un poco m?s adelante: Cuando yo dijere al justo: De cierto vivir?s, y ?l confiado en su justicia hiciere iniquidad, todas sus justicias no ser?n recordadas, sino que morir? por su iniquidad que hizo (Ezequiel 33:13). ?La justicia por la cual este personaje del profeta se proclama justo es su propia justicia, no la de Dios. Esta justicia mostrada por el profeta es la que los hombres pueden hacer, pero no la que Dios demanda y que ha hecho en Cristo. ?Recordemos que Abraham crey? a Dios y eso le fue contado por justicia. ?Lo que crey? se deduce de la promesa, del remanente de la simiente, la misma promesa cre?da por David, por El?as, por tantos otros que aguardaron con paciencia y no la vieron, como bien se?ala el autor a los Hebreos en su apolog?a sobre la fe, cap?tulo 11.

En los versos 5 al 9 de Ezequiel 18, Dios est? hablando de asuntos externos, de conducta moral, de conductas acerca de las cuales el hombre se puede volver, para cometer iniquidad, pecar y morir. ?Pero esto, se?ala John Gill, no presupone la apostas?a de los santos o de los verdaderos creyentes. ?Los textos de Ezequiel no pueden referirse a personas que hayan alcanzado la justicia de Dios por medio de sus conductas, pues que el Dios mismo afirma innumerables veces que no hay justo ni a?n uno, no hay quien busque a Dios, que todos se extraviaron del camino y est?n muertos en sus delitos y pecados. ?De manera que ese texto del profeta habla de la conducta moral de un pueblo, frente a asuntos civiles que le conciernen como pueblo ante una ley bastante severa. ?Cuando Dios dice que el imp?o deje su camino y se vuelva a ?l, le est? diciendo que se vuelva de su justicia moral externa, como la de los fariseos que eran semejantes a sepulcros blanqueados, llenos de podredumbre por dentro.

Dice Gill que morir en su iniquidad es igual que morir por su iniquidad (seg?n se deriva del texto hebreo). Esta muerte no es la eterna, sino las calamidades temporales y aflicciones que en innumerables contextos la Escritura llama muerte: (Exodo 10:17; 2 Corintios 11:23). ?2 Corintios 1:10 lo resalta: el cual nos libr?, y nos libra, y en quien esperamos que a?n nos librar?, de tan gran muerte. Pero aquella otra muerte, de la cual hablaba Ezequiel, en el contexto que hemos resaltado, era semejante a la cautividad a la que los jud?os fueron sometidos, y de la que se estuvieron quejando, debido a sus pecados, por los cuales jam?s pudieron pagar o cubrir, por cierto. ?De manera que a pesar de regresar de cualquier cautividad a la que hubieron de estar sometidos, no implic? que hubieran podido pagar o cubrir sus iniquidades. ?Por ello, en el contexto de Ezequiel no se refiere a muerte eterna, sino a esa muerte civil a la cual fueron en muchas ocasiones sometidos.

Las exhortaciones al arrepentimiento, o a volverse de las transgresiones, se ordenan para que la iniquidad no se convierta en la ruina del pueblo destinatario de estas palabras. ?No tienen nada que ver con la doctrina de la absoluta elecci?n y la absoluta reprobaci?n. ?Esto no implica tampoco que la gracia de Dios pueda verse frustrada. Estas exhortaciones no son hechas a todos los hombres, sino a la casa de Israel. ?Tampoco contraviene la preparaci?n de la gracia salv?fica para los elegidos, de la cual fueron receptores muchos de los israelitas. ?La gracia de Dios ha sido preparada para todos los que est?n en Cristo. ?Por lo tanto, es a la casa de Israel que estas palabras fueron dirigidas. ?El verso 29 es la clave de este rompecabezas: Dios declara que la justicia de Israel (por extensi?n la humana, en general) no es justa: vuestros caminos no son rectos. Esa es la conclusi?n del debate planteado por Dios mismo, a trav?s del profeta Ezequiel. ?Y el verso 30 agrega la consecuencia de la conclusi?n a que Dios mismo ha llegado: Por tanto, yo os juzgar? a cada uno seg?n sus caminos, oh casa de Israel, dice Jehov? el Se?or. Convert?os, y apartaos de todas vuestras transgresiones, y no os ser? la iniquidad causa de ruina.

Abraham crey? a Dios y le fue contado por justicia; en el caso de Job, ?l sab?a qui?n era su redentor y que le habr?a de levantar de los muertos. ?En el caso de David, esperaba aquel d?a del Se?or. De manera que no hubo un desconocimiento acerca de la promesa realizada en G?nesis 3, sino que hubo un acto de fe al esperar el cumplimiento de lo prometido. ?Porque nadie ha podido ser salvo de la ira venidera, a no ser que haya sido por la gracia y por la misericordia de Dios. ?La Ley, como dijo Pablo, es buena, pero de nada aprovecha, pues el que la rompe en un punto se hace culpable de toda ella.

El verso 4 del cap?tulo 18 de Ezequiel, el profeta ya lo ha anunciado: He aqu? que todas las almas son m?as; como el alma del padre, as? el alma del hijo es m?a; el alma que pecare, esa morir?. ?De manera que Dios no est? diciendo que un Israelita que sea salvo vaya a perder su salvaci?n porque caiga en pecado. ?La bendici?n y el juicio referidos tienen su referencia temporal. ?As? lo enfatizan los versos 4, 20 y 26, pues de otra manera nadie ser?a salvo, pues todos hemos pecado y seg?n lo afirmara Pablo, hemos estado por ello destituidos de la gloria de Dios. ?Si un israelita que segu?a la Ley de Dios cayere de momento en idolatr?a ?- como le sucedi? al rey Salom?n - no pod?a exponer su propia justicia anterior para negar sus pecados presentes. ?De este modo ten?a que enfrentar el castigo se?alado. ?Asimismo le aconteci? al rey Salom?n, sabemos de sus desdichas finales, aunque tambi?n conocemos por la lectura de su ?ltimo libro El Eclesiast?s, escrito al final de su vida, que el todo del hombre era temer a Jehov?. ?All? se nota un coraz?n quebrantado y arrepentido.

Pero en cuanto a las obras que haga el hombre como creyente, como parte de la grey de Dios, eso no se imputa para contrarrestar las malas acciones que pueda cometer. ?Por ?stas recibir? la disciplina del Se?or, para que como el hijo pr?digo vuelva a casa, para que sea tratado como a hijo, pues Dios azota a todo el que tiene por hijo. ?Y cuando el juicio en esta tierra llega, Dios determina qui?n vive y qui?n muere. ?Asimismo qued? demostrado en la Iglesia de Corinto, cuando muchos dorm?an, estaban enfermos, por no discernir el cuerpo del Se?or. Asimismo sucedi? con el que fue entregado a Satan?s - ?ste, por excepci?n, no muri? f?sicamente, pero su castigo le permiti? consumirse de dolor hasta un punto. ?Tambi?n la muerte les aconteci? a Anan?as y a Safira (Hechos 5). ?Sim?n el mago por poco muere (v?ase el libro de los Hechos, cap?tulo 8).

En s?ntesis, este texto de Ezequiel no contradice en ning?n momento la tesis de la soberan?a absoluta de Dios en cualquier materia humana, incluyendo la salvaci?n o la perdici?n eterna. ?Quienes pretendan encontrar algo distinto a lo se?alado, se han apartado del sentido del texto. ?Adem?s, el pueblo en la cautividad de Babilonia se hab?a acostumbrado a pensar que lo que ellos padec?an era como consecuencia de los pecados de sus padres. ?Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera (como se?alaba un texto de Jerem?as), era el refr?n al que estaban acostumbrados los Israelitas y los de Jud?. ?Pero el mensaje de Ezequiel les aclaraba que la responsabilidad del castigo era de cada quien, que no se creyera ninguno sin el pecado suficiente como para no merecer semejante exilio que estaban padeciendo.

Ese pueblo fue ense?ado por Dios a trav?s de su profeta. ?Le fue dicho que no supusieran mal respecto a su castigo, como si fuese algo acerca de lo cual ellos no ten?an responsabilidad alguna. ?Por eso se les dijo: el alma que pecare, esa morir?. De nuevo la confusi?n puede asaltar a los que se enamoran de la muerte eterna para los elegidos de Dios. ?La palabra hebrea usada en este texto para alma es nephesh. ?Su significado puede ser una criatura que respira o un animal. ?En el libro del G?nesis, por ejemplo, se traduce nephesh como ser o criatura cuando se refiere a animales. Incluso aparece en otro de los libros del Pentateuco para referir a un cuerpo muerto (en el libro de N?meros). ?Por lo tanto, nephesh refiere a un cuerpo f?sico, sea este animal o humano. ?De all? que podr?a traducirse ese texto como sigue: La persona que pecare, esa morir?. ?Y ya conocemos el contexto en el cual Ezequiel estaba escribiendo. ?Sus destinatarios eran la gente de Israel que se lamentaba por su castigo ech?ndoles la culpa a sus padres.

La aplicaci?n que podemos inferir para nuestro tiempo es la de que horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo. La disciplina y el castigo para sus hijos son parte del decreto divino para los que as? lo necesiten. ?Siempre debemos tener en cuenta que Cristo est? a la diestra del Padre intercediendo por los suyos, de manera que como ?l siempre es o?do, sabemos que ni uno por los cuales ora perecer? ni le ser? arrebatado de sus manos.

Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entrar?is en el reino de los cielos (Mat. 5:20). ?Afortunadamente, Jesucristo es la justicia de Dios. ??Qui?n condenar? a los escogidos de Dios? ?Dios es el que justifica. ?Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas;?la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,?para todos los que creen en ?l (Romanos 3:21-22). ?Al que no conoci? pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fu?semos hechos justicia de Dios en ?l (2 Corintios 5:21).

C?sar Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

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