Viernes, 20 de agosto de 2010

El profeta Jerem?as vivi? afligido una larga temporada de su vida. El vio la pesadumbre y el quebrando bajo el l?tigo de Jehov?, fue guiado en tinieblas y fue llevado hasta la amargura. Se sent?a con cadenas pesadas, y a pesar de su clamor no fue o?do. Jehov? le lleg? a ser como un oso que acechaba hasta despedazarlo. El profeta era como blanco para la saeta, para recibir las flechas enviadas por Dios. Por si fuera poco, Jerem?as fue objeto de escarnio de todo el pueblo al recibir sus burlas. Sin paz lleg? a olvidarse del bien, cuando sus fuerzas y la esperanza en su Dios le abandonaron. Sin embargo, lo que hizo fue clamar a gran voz, presuroso porque fuera o?do, y se dedic? a esperar la respuesta. En esa espera el profeta escribe que por la misericordia de Jehov? no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Cantaba que nuevas son cada ma?ana, que grande era su fidelidad, y lleg? a afirmar: Mi porci?n es Jehov?, por tanto en ?l esperar?.

No ten?a otra opci?n. El sab?a que su Dios era el ?nico que pod?a sustentarlo en el lecho del dolor, que pese al rechazo de su mismo pueblo y de su abatimiento Jehov? era bueno a los que esperaban en ?l. Su alma no anhelaba otra cosa que al mismo Creador, de quien ya ten?a conocimiento. Aprendi? que al hombre le era bueno llevar el yugo desde su juventud y esperar en silencio la salvaci?n de Jehov?. Por otro lado, ?de d?nde m?s podr?a venir dicha salvaci?n? En su reflexi?n sobre su situaci?n y su vinculaci?n con la voluntad de Dios lleg? a escribir que es bueno para el hombre en tales circunstancias que se siente solo y calle, porque es Dios quien le ha impuesto dicha opresi?n.

Jerem?as al pasar por su dolor nos asegura que el Se?or no desecha para siempre, sino que se compadece seg?n la multitud de sus misericordias. La aflicci?n que env?a a los hombres no lo hace voluntariamente, sino que tiene sus razones, pues torcer el derecho del hombre o trastornarle su causa no es su oficio ni lo aprueba. Ese era el conocimiento que hab?a adquirido el profeta respecto de su Se?or. Estuvo siempre consciente de la soberan?a de Dios, reconociendo que de la boca del Alt?simo sale lo malo y lo bueno. Se pregunta: ?Qui?n ser? aquel que diga que sucedi? algo que el Se?or no mand?? En sus Lamentaciones inquiere sobre lo que el hombre lamenta y nos exhorta a lamentarnos en nuestro pecado.

Aprendemos de la lectura de su libro que si las cosas son malas, estas ser?an peores sin la misericordia de Dios. Por otro lado es altamente conveniente aprender que la aflicci?n viene de la mano de Jehov?, pues es el Dios soberano que todo lo controla. A?n Satan?s le est? sujeto y act?a sin trastocar los planes eternos del Se?or. Por eso escribi? en otro lugar el mismo profeta que Dios nos ha amado con amor eterno, por lo cual nos ha prolongado su misericordia.

A veces sent?a que su oraci?n no pasaba a la presencia de Dios, pero cuando invocaba desde su c?rcel profunda sent?a que era escuchado y que Dios se le acercaba. ?Qu? felicidad cuando al invocarle le fue respondido: No temas! (Lamentaciones 3: 57). Este fue el lenguaje de la gracia de Dios manifestado por el testimonio de su Esp?ritu. ?

Dice el comentarista Mattew Henry acerca de este cap?tulo citado: Mientras hay vida, hay esperanza; y, en lugar de quejarnos de que las cosas est?n mal, debemos estimularnos unos a otros con la esperanza de que estar?n mejor. Somos pecadores y de lo que nos quejamos es mucho menos de lo que merecen nuestros pecados. Debemos quejarnos a Dios, y no de ?l. En tiempo de calamidad somos dados a reflexionar en los caminos de otras personas y a echarles la culpa; pero nuestro deber es investigar y examinar nuestros caminos, para volvernos del mal a Dios. Nuestro coraz?n debe ir con nuestras oraciones? ?Y qu? son todas nuestras penas comparadas con las del Redentor? ?l libra a su pueblo de todo problema, y revive a su Iglesia de toda persecuci?n. ?l salvar? a los creyentes con salvaci?n eterna, mientras sus enemigos perecer?n con destrucci?n eterna. (Henry, M. (2003). Comentario de la Biblia Matthew Henry en un tomo. (613). Miami: Editorial Unilit).

?????????????? David tambi?n fue profeta y era el poeta de Dios. En su Salmo 33 expone que?el consejo de Jehov? permanecer? para siempre; y a?ade que los pensamientos de su coraz?n por todas generaciones. Bienaventurada la naci?n cuyo Dios es Jehov?.? El pueblo que ?l escogi? como heredad para s?. Ambos profetas entienden que su Dios es absolutamente soberano, que hace como quiere, que aflige y tiene misericordia, que de su boca sale lo malo y lo bueno. Pero ambos sostienen que la felicidad de la gente radica en el hecho de ser pueblo escogido por Dios. De all? la bienaventuranza, la dicha de cualquiera que tenga a semejante Dios como su Se?or. Por eso David inicia el Salmo mencionado con la exhortaci?n a la alegr?a y a la alabanza: Alegraos oh justos en Jehov?; en los ?ntegros es hermosa la alabanza. Aclamad a Jehov? con arpa?cantadle c?ntico nuevo; hacedlo bien? (versos 1 al 3). David reconoce que de la misericordia de ese Dios est? llena toda la tierra. Sigue el comentarista Mattew Henry diciendo: ?Que l?stima es que esta tierra, que est? tan llena de pruebas y de muestras de la bondad de Dios, est? tan vac?a de alabanzas a ?l; y que haya tan pocos que vivan para su gloria en las multitudes que viven de su generosidad! Lo que el Se?or hace, lo hace a prop?sito; permanece firme. Pasa por alto todos los consejos de los hombres, y hace que sirvan a sus consejos; nada puede impedir que el consejo eterno de Dios llegue a cumplirse, cosa que para nosotros es de lo m?s sorprendente (Idem).

??????????? El salmista ha alabado a Dios por su creaci?n, pero tambi?n le reconoce su poder para controlar la historia humana. Si la creaci?n descansa en la palabra divina (a su mandato todas las cosas existen) la historia no escapa a este control. A?n la naturaleza es usada para forjar la historia, por lo cual se nos asegura que los prop?sitos de Dios se cumplir?n. Sus pensamientos -expone David- muestran coherencia y no capricho. Realmente es un privilegio, una suerte, conocer a este Dios ?nico y todopoderoso, que por si fuera poco es altamente misericordioso. David con su arte po?tico describe su contexto hist?rico de la guerra y a trav?s de su exposici?n nos pincela la grandeza del poder de ese Dios. El rey no se salva por la multitud del ej?rcito, ni escapa el valiente por la mucha fuerza. Vano para salvarse es el caballo; la grandeza de su fuerza a nadie podr? librar. He aqu? el ojo de Jehov? sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre. Nuestra alma espera a Jehov?, nuestra ayuda y nuestro escudo es ?l. Por tanto, en ?l se alegrar? nuestro coraz?n, porque en su santo nombre hemos confiado (Salmo 33:16-21).

??????????? La misericordia de Dios nos es recordada desde diversos contextos por los m?ltiples escritores b?blicos. En el libro que habla sobre Jon?s se nos presenta una escena en la cual el profeta desobediente protestaba la misericordia de Dios. A pesar de ello logr? aprender cuan valiosa era esta piedad divina, a partir de una experiencia con una planta de calabaza. El profeta cansado se refugi? en ese matorral que su Dios hizo crecer de un momento a otro, pero se lament? cuando el mismo Se?or la marchitaba y la hac?a morir. Jehov? le explic? que si ?l hab?a tenido misericordia de esa enramada en la que no hab?a tenido injerencia alguna, ni en la que hab?a tenido que trabajar para que creciera, cu?nta m?s misericordia no tendr?a el Alt?simo de 120.000 almas que habitaban N?nive. Bajo este s?mbolo gr?fico (Jon?s 4:10) se manifiesta la grandeza de su clemencia para con los que ?l quiere ser clemente. Estamos fuera del derecho, no podemos reclamarle nada, pero es en ese punto donde se aprecia a perfecci?n su gracia. La gracia es el regalo inmerecido, el perd?n al pecador obstinado, la salud al enfermo del alma. La gracia, como lo expresa su ?timo, es gratuita, se recibe cuando se nos es otorgada. Venid a m? todos los que est?is trabajados y cansados, y yo os har? descansar. Todo lo que el Padre me da, viene a m?, y al que a m? viene no le echo fuera. Estas son palabras de Jesucristo que exhiben su misericordia hecha eficaz en la cruz de su martirio. El que cree a sus palabras y le sigue tiene vida eterna. En la medida en que nos acercamos a su presencia aprendemos que fueron sus cuerdas de amor las que nos sedujo. Recordemos a David: alaben la misericordia de Jehov?.

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??????????? C?sar Paredes

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Tags: SOBERANIA DE DIOS

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